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Cartas al director de HERALDO: La mentalidad de algunos países en desarrollo

La mentalidad de algunos países en desarrollo
La mentalidad de algunos países en desarrollo
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La mentalidad de algunos países en desarrollo

Me fascina la mentalidad de algunos de esos países en vías de desarrollo, con sus deseos de crecer, sacrificándose para llegar a ser un gran país en lo industrial y en lo económico. 

Un ejemplo sería China, un gigante donde, en vez de estar todo el día discutiendo, se dedican a trabajar y trabajar en busca de una merecida riqueza personal y colectiva. Campeón de inventos industriales, es el rey de la extracción de oro, cobre, plata, piedras preciosas..., ganado, pesca, electrónica, automoción, horticultura... Con un gobierno muy criticado fuera, pero que dentro apoya a sus productores de alimentos y a otras industrias. Otro país a admirar sería Brasil. No sólo tienen samba y carnaval. También, grandes exportaciones alimentarias, así como su gran afán por reciclar productos industriales muy contaminantes, como las latas policromadas de metal. Olvidándose del invento de la Agenda 2030, Brasil lucha desde hace años contra el envenenamiento de su medio geográfico. En cambio, Europa defiende a capa y espada la Agenda 2030, pero permite que sus empresas envíen toneladas de aparatos electrónicos en desuso o materiales metálicos sanitarios a África para que allí los reciclen. Y qué decir de Colombia, gran país que no sólo es un gran productor de café, sino también de arroz, ganado, vegetales… Un país que arrastra heridas abiertas del pasado, pero que muestra con templanza y orgullo su lucha para formar parte de los gigantes económicos, sin vivir de la mamandurria de las subvenciones.

Jorge Juan Bautista Solano Amigo. ZARAGOZA

El Ayuntamiento y el Corpus

El domingo 2 de junio fue el Corpus. Una festividad de la Iglesia católica que era uno de los tres jueves que relucen más que el sol, pero como el Estatuto de los Trabajadores solo permiten 14 festivos entre semana, desde su aprobación pasó a celebrarse en domingo. Y del Ayuntamiento de Zaragoza salieron, precedidos de dos policías municipales a caballo, maceros, timbales y clarines, al menos 17 concejales, de los 31 que hay, con sus bandas oficiales en el pecho, y la alcaldesa, con el bastón de mando. El artículo 16.3 de la Constitución afirma que «ninguna confesión tendrá carácter estatal». Esto significa que ningún ayuntamiento, comunidad autónoma ni gobierno del Estado español puede profesar ninguna religión. Otra cosa son los concejales o diputados considerados individualmente, que tienen todo el derecho a profesar la confesión religiosa que deseen, o ninguna, si así lo sienten. ¿Qué significa esto? Pues que, a pesar de que la alcaldesa lo considera seguir una tradición, los concejales que salieron con su banda al pecho realizaron un acto inadecuado, porque con sus atributos municipales no son personas individuales sino representantes políticos de un Estado aconfesional. ¿Y esto es grave? Pues hombre, esto es un residuo de nuestro pasado nacional-católico, que a muchos concejales y alcaldes, y no solo de partidos de derechas, les da miedo romper, por si eso les quita algún voto. Pero desde luego es totalmente inadecuado en democracia. Hay tradiciones que se pueden mantener, pero ésta para mí, por los motivos referidos, no debería permanecer.

José María Martínez Marco. ZARAGOZA

Artefactos de alquiler

He visto un artefacto de esos de uso compartido que han aterrizado en Zaragoza y me he acordado de una famosa serie de dibujos animados de finales de los 60 sobre un grupo de once extravagantes coches, conducidos por otros no menos pintorescos personajes que competían por el título del ‘piloto más loco del mundo’. En ella participaba un vehículo llamado Espantomóvil, conducido por Los Tenebrosos, que muy bien podría dar nombre a estos espantosos triciclos de alquiler. Y para mayor despropósito se les conceden unas reservas de aparcamiento señalizadas con la cartela ‘carsharing’, introduciendo un nuevo anglicismo innecesario en nuestra lengua. ¿Acaso no podía ponerse en castellano? Si seguimos así, además del permiso de conducir B1 (o de la clase que corresponda) habrá que tener un B1 de inglés, como mínimo, para circular sin miedo a cometer alguna infracción por no saber inglés. Basta de anglicismos. Señora alcaldesa: retírense estas señales.

Manuel Monterrubio Gala. ZARAGOZA

La supervivencia de los relojes

Aunque la mayor parte de la población tiene a la vista el móvil para saber la hora que es, para algunas personas el uso del reloj todavía perdura, afortunadamente. Porque, mientras el móvil es ya casi un adminículo adherido al cuerpo humano, que no solo le pone en conocimiento del momento del día, sino de los pasos dados desde que se ha levantado, ritmo cardiaco y otras interesantes notificaciones, el reloj por el contrario es un accesorio, a veces de lujo, que un cierto sector de gente se resiste a abandonar. Atrás quedaron en la historia los primeros relojes de arena, los de bolsillo, que se portaban con orgullo, o los de pulsera, que ellas llevaban como un complemento, o que los pilotos de guerra y militares en general los necesitaban por cuestiones prácticas. Y es que este minimundo, además de mecánica, requiere agudeza visual, precisión, delicadeza y una enorme dosis de pasión y de paciencia.

Miguel Sánchez Trasobares. ZARAGOZA

Un libro para el nieto

La tarde estaba nublada y pensé que era ideal para pasear por la Feria del Libro en el Parque de José Antonio Labordeta. Las casetas ofrecían libros firmados por sus autores, con los que se podía conversar. Me paré en una sencilla, el vendedor era muy desgarbado, pero con una edad suficiente para saber lo que ofrecía por experiencia. Me llamó la atención una colección de libros de 5 centímetros, bien encuadernados, con un lomo clásico. Pensé que era una joya. Busqué títulos en una caja bien ordenada llena de libros en miniatura. Recordé a mi nieto de 9 años, muy aficionado al deporte y a las pantallas, pero interesado en aprender. El vendedor me orientaba y sacaba libros y más libros de las cajas. Me fijé en ‘El principito’ y lo compré para mi nieto. A los dos días le pregunté a mi hijo si a Pablo le había gustado el libro. Me dijo que no se había despegado de él y se lo leía sin pestañear. Me he animado a comprarle otros libros, a ver si tengo suerte.

Pilar Valero Capilla. ZARAGOZA

Las cartas al director no deben exceder de 20 líneas (1.500 caracteres) y han de incluir la identificación completa del autor (nombre, apellidos, DNI, dirección y teléfono). HERALDO se reserva el derecho de extractarlas y publicarlas debidamente firmadas. cartas@heraldo.es

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