Opinión
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jefa de Información municipal de Zaragoza en HERALDO DE ARAGÓN

Sonría a la cámara, alguien le observa

Fotografía de archivo de una cámara de seguridad.
Fotografía de archivo de una cámara de seguridad.
José Miguel Marco

La seguridad ciudadana tiene un precio, el de renunciar a una parte de nuestra privacidad, un bien que muchos intentan preservar aunque no les dejan. La videovigilancia cotiza al alza, proliferan las cámaras en Zaragoza como si fueran setas; protegen los comercios, bancos, instituciones públicas, el trazado del tranvía... y, cada vez más, o eso se pretende, a los ciudadanos de bien de los que dejaron de serlo. Poco miedo infunden las cámaras a quienes no tienen nada que ocultar, que son casi todos. Pero incomoda sentirse observado, aunque se respete la intimidad del vigilado.

No hay debate en Zaragoza. Para la alcaldesa Natalia Chueca, la seguridad manda y los policías locales que patrullen en la calle portarán antes de que acabe el año cámaras en los uniformes. El gobierno gobierna, e impone sus decisiones con aplausos de los convencidos y críticas de los detractores.

En esta semana de balances en lo municipal, se constata que el PP y el PSOE tienen divergentes e irreconciliables modelos de ciudad. Ni coinciden en su visión del futuro, ni reflejan de forma objetiva esta Zaragoza actual donde no todo es ni blanco ni negro, aunque así lo vendan. Los populares ensalzan sus logros en un balance triunfalista, con guiños poco entusiastas a Vox e ignorando a la izquierda. Los socialistas critican la "política espectáculo" en una ciudad que asemejan con un plató de televisión, buscando que las formas eclipsen el fondo que refleja que algo se ha hecho, aunque no lo vean. Vox amaga pero solo un poco; ZEC siempre se rebela.

Vergüenza causa mirar al Congreso donde los independentistas tienen la llave la gobernabilidad de Cataluña y España. No beneficia a Aragón que se hable de financiación autonómica cuando ERC pide un trato singular para convertir a Salvador Illa en 'president'. Pero cuando de preservar el poder se trata, el Ejecutivo se olvida hasta de sonreír a los indignados votantes que lo observan a través de las cámaras.

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