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Cartas al director de HERALDO: Los peirones, historia y devoción

Los rabaleros depositan las coronas de flores en el Peirón del Bicentenario.
Los peirones, historia y devoción
Oliver Duch

Los peirones, historia y devoción

Frente al puente de Piedra se sitúa el Peirón del Bicentenario, inaugurado el 9 de julio de 2013 con motivo del bicentenario de los Sitios de Zaragoza, fabricado con ladrillo, cerámica y hierro. La palabra peirón es de origen griego y significa ‘límite’. 

Pilar con lápidas o inscripciones conmemorativas con cruces y pequeñas imágenes que se suelen hallar a la entrada de pueblos y a la vera de los caminos. El peirón frente al puente de Piedra de Zaragoza tiene cuatro caras, refleja la salida de las tropas francesas de la ciudad el 9 de julio de 1813 y recuerda en tres cerámicas tres episodios históricos para el barrio del Arrabal y los acontecimientos de los Sitios. Para el Diccionario, el término es ‘humilladero’ y considera un provincialismo de Aragón el nombre de peirón. También se conoce a este tipo de pilares o monolitos con el nombre de ‘cruce de término’. Tienen una doble finalidad: señalan el inicio o confluencia de caminos y tienen un carácter devocional, santificando el lugar que ocupan. En el mundo romano se creía que los cruces de caminos eran lugares frecuentados por espíritus y almas en pena y para ahuyentarlos se colocaba una imagen de Mercurio. Los peirones como los que hoy se ven tienen su origen en tiempos de la Reconquista, en el siglo XII aproximadamente, y eran levantados a medida que los pueblos fueron tomados a los musulmanes por los cristianos. Los peirones son parte importante del patrimonio de Aragón aunque actualmente tiendan a desaparecer. Han sido elementos ordenadores del territorio y reflejo de la religiosidad popular. Los peirones han sido sustituidos por los GPS.

Antonio Nadal Pería. ZARAGOZA

¿Qué nos queda por ver?

Me gustaría que Aragón fuera independiente. Mejor aún, que la Tierra entera llevase el nombre de Aragón y se rigiera por lo que a mí y a mis amigos me parece correcto. Pero creo que tenemos entre manos nuestra propia supervivencia física y social como especie humana y eso no puede demorarse. Cuando se ha demostrado lo vulnerables que somos y que la única fórmula mágica es todos a una y sin dejar a nadie atrás, nos enfrascamos en disputas como la del cuervo y la zorra por ver quién se lleva el queso. La población de a pie estamos hartos de mala praxis y malos modales, de engaños y subterfugios de nuestros políticos. Siguen sin solucionar los problemas reales: la seguridad de mujeres, infancia, mayores, adultos, la educación, clave de nuestro futuro, y la sanidad básica en el presente. Vale de disputas de recreo entre gallitos de corral. Normalmente estas actitudes soterran otras acciones más polémicas: armamento, crisis económicas, malas relaciones con otros, etc. No somos tontos ni borregos sin opinión. Tal vez nos falten ganas de complicarnos la vida, pero gracias a la democracia podemos ejercer nuestro derecho a pasarles cuentas de lo que hacen. Están de moda las películas distópicas. No hace falta mucho para encontrarnos en escenarios imaginados. Pero siempre hay héroes que aglutinan a otras personas y que constituyen oasis en esos desiertos de humanidad. No sé lo que nos quedará por ver, pero realmente me gustaría que la vida continuara en esta Tierra porque la mayoría no podemos aspirar a otro planeta.

Carmen Pilar Lamuela Polo. ZARAGOZA

Mi propio bar

Fue una tarde de verano cuando lo conocí. Estaba al otro lado de la barra y no parecía tener muchas ganas de hablar con los parroquianos del bar. Solamente atendía a los clientes cuando le pedían sus consumiciones. De vez en cuando, por aburrimiento o por mantener su negocio, viendo los vasos vacíos, preguntaba si queríamos otra ronda. Mientras tanto, leía las páginas de deportes de un periódico inglés, la música era la misma todos los días, los clientes los mismos, la cerveza la misma. Me costó llegar a tener una mínima conversación con él, no le interesaba nada de los demás, sólo lo que querían beber. Un día me atreví a preguntarle por qué había puesto un bar, su respuesta fue muy sencilla: después de años visitando bares, se preguntó "¿por qué no tengo mi propio bar?". No es fácil construir un mundo en un lado en el que sea uno mismo el dueño, y no el mero visitante, a veces hay una nube que no te deja ver el otro lado; sería una manera de conocer ambos lados de una vida, y de verse a uno mismo en uno y otro, con las ventajas y las críticas que se pueden hacer y recibir. Los parroquianos disfrutan del ambiente si les agrada; el dueño debe ofrecer ese ambiente que atraiga a la gente. Hoy en día muchas personas deciden montar, digámoslo así, su propio bar, pero no tienen en cuenta que no son ellas las que lo llenan y no son capaces de ver el otro lado. Hay que quitar la nube que impide ver ambos lados de una vida.

Tomás López Agustín. ALCAÑIZ

Aceras destrozadas

Vengo observando la cantidad de coches, más bien camiones y furgonetas de todo tipo, que aparcan en las aceras, dejándolas maltrechas. Da igual que sean particulares o de la limpieza, luz u otros oficios semioficiales, el caso es que pudiendo aparcar en la calzada, o lugares habilitados, lo hacen sin ningún miramiento en las aceras, obstaculizando el paso de los peatones y destrozando las baldosas, con el peligro que supone. Aquí es fácil excusarse diciendo que estaría justificado todo aquello que sea público, pero sería mejor que aparcasen en la calzada. No sé si hay normativa sobre esto, pero el sentido común dicta que es razonable no ocupar o estropear las aceras.

Luis Solanas Cebolla. ZARAGOZA

Los buenos taxistas

Estoy acompañando a una amiga a las sesiones de quimioterapia y a la consulta del médico. Al ir en silla de ruedas necesitamos un taxi adaptado, pero en otras ocasiones hemos cogido un taxi normal. De todo hay en la viña del Señor, que si más habladores o menos, que si más amables o menos, pero los taxistas son por lo general buenos profesionales y es un servicio del que no puedes prescindir fácilmente en ciertas circunstancias. El otro día a mi amiga se le escurrió el móvil del bolsillo y se le quedó en el taxi, con el consiguiente trastorno, porque ya se sabe que sin móvil no eres nada ni nadie. El buen taxista se preocupó de encontrar a la dueña y después de varios servicios llamó y se lo acercó a casa. Gracias por su amabilidad, que es la mejor tarifa por una buena ciudadanía.

Carmen Aubá. ZARAGOZA

Las cartas al director no deben exceder de 20 líneas (1.500 caracteres) y han de incluir la identificación completa del autor (nombre, apellidos, DNI, dirección y teléfono). HERALDO se reserva el derecho de extractarlas y publicarlas debidamente firmadas. cartas@heraldo.es

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