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Redactor de HERALDO DE ARAGÓN en la sección de Deportes

Las fajas elogiosas

Las fajas elogiosas
Las fajas elogiosas
Heraldo

No me cabe duda de dónde estará el epicentro del próximo terremoto que sacuda Aragón. Será en la mesa de Antón Castro, cuando se derrumbe la gigantesca pila de libros que tiene a su lado y que milagrosamente se mantiene en pie gracias a un equilibrio propio del ‘Jenga’, que desafía todas las leyes de la física. 

El colapso será terrible, hará temblar los cimientos de Independencia 29 y estoy seguro de que la onda expansiva llegará hasta su Arteijo natal.

El caso es que me gusta pasar cerca de la torreta de libros, soplarle encima y dar pequeños empujoncitos a ver si contribuyo a la catástrofe. Siniestro que es uno. En estas idas y venidas cotilleo las portadas, a veces consulto algunas páginas y, sobre todo, me fijo en las cada vez más presente (y crecientes y dementes) fajas que rodean cada volumen. ¿Es cosa mía o ahora todo libro ha de venir con una faja que cante sus bondades con exagerados epítetos que, en muchas ocasiones, son tan grandilocuentes como huecos?

El escritor Guillermo Alonso comenta, con sorna, que "detrás de todo gran aplauso existe un gran soborno", con lo que advierte contra "los escritores que comparten un mismo sello editorial" y practican el "hoy te alabo yo y mañana me alabas tú". También invita a desconfiar de aquellas fajas que rezan "un libro muy necesario", porque –bromea– será necesario "si tienes una mesa coja". Echando un ojo a las fajas de las novelas que acumula Antón leo varios "imprescindible", varias "carta de amor a la literatura" e, incluso, un "cambiará tu vida para siempre". Me da muchísima curiosidad leer la faja del libro que está justo en la base de la torreta. Ojalá ponga algo sobre "la escala Richter emocional".

(Puede consultar aquí todos los artículos escritos por Christian Peribáñez en HERALDO)

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