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Por
  • David Mathieson

Reino Unido: sálvese quien pueda

Reino Unido: sálvese quien pueda
Reino Unido: sálvese quien pueda
Heraldo

El primer ministro británico, Rishi Sunak, ya ha dado el pistoletazo de salida para decidir quién será el próximo inquilino de Downing Street y los votantes del Reino Unido serán llamados a las urnas el 4 de julio. 

Las encuestas apuntan a que el Partido Conservador (los ‘tories’) sufrirá su peor derrota en décadas y más de 60 diputados ‘tories’ ya han anunciado que tirarán la toalla y ni siquiera se volverán a presentar a las elecciones. De los que quedan, algunos intentarán enfocarse en su circunscripción, distanciándose de Sunak. Su estrategia será, efectivamente, la de ‘sálvese quien pueda’.

La caída del Partido Conservador ha sido tan dramática como inesperada. Hace apenas cinco años, el entonces primer ministro Boris Johnson obtuvo un triunfo aplastante, mientras que la principal fuerza de la oposición, el Partido Laborista, sufrió su peor derrota. Un sinfín de comentaristas predijeron que los ‘tories’ ganarían mayorías y retendrían las llaves de Downing Street hasta bien entrada la década de 2030. Pero desde entonces el derrumbe de los conservadores ha sido un drama de proporciones shakespearianas.

Rishi Sunak, el inquilino actual de Downing Street, ha tenido poco tiempo para establecer el control sobre su grupo, cada vez más amotinado, o marcar un rumbo propio para el país. Su política de más alto perfil ha sido un plan, muy controvertido para transportar inmigrantes ilegales a Ruanda. El Reino Unido ya ha pagado más de 240 millones de libras (unos 282 millones de euros) al gobierno de Kigali, aunque ni un solo migrante ha sido deportado al país africano. De preocupación más apremiante para la mayoría de los votantes han sido las dificultades para llegar a fin de mes, el costo de la vida, el precio desorbitado de una vivienda decente o la delincuencia callejera.

Y como telón de fondo, la política más asociada a las administraciones conservadoras de los últimos cinco años, la del ‘brexit’, no ha traído ninguno de los beneficios prometidos. Desde 2019 han salido a la luz un sinfín de problemas, desde empresas que quieren comerciar en el mercado europeo, hasta estudiantes que quieren estudiar o veraneantes que quieren viajar a la Unión Europea.

Los británicos acudirán a las urnas en julio en unas elecciones a las que el Partido Conservador se presenta en condiciones caóticas frente al ascenso de los laboristas

Mientras el partido ‘tory’ se ha desintegrado en los últimos años, el Partido Laborista ha experimentado un renacimiento. Tras la derrota de 2019, eligió a un nuevo líder, Keir Starmer. Parlamentario desde hace menos de una década, Starmer tenía una carrera previa en derecho y disfrutaba de una reputación como uno de los mejores abogados de su generación. Su ascenso de diputado raso a líder del partido ha sido meteórico, pero no es una sorpresa. Mientras que su predecesor, Jeremy Corbyn, empleaba una retórica izquierdista dirigida a los viejos fieles a la ideología del partido, el planteamiento de Starmer ha sido todo lo contrario.

Un político mucho más al estilo de Pedro Sánchez en España o Angela Merkel en Alemania, Starmer tiene una ambición despiadada para derrotar a sus oponentes –tanto los de dentro como los de fuera del partido–, ganar elecciones y convertirse en primer ministro. No es un buen orador, pero transmite sensación de solidez y confianza. Después de los últimos años de caos en las administraciones ‘tory’, muchos británicos esperan anhelantes un líder menos flamante pero que esté a la altura de la tarea de gobernar el país. Sin duda, Starmer ha sacado al Partido Laborista del abismo y de un futuro sin esperanza. Queda por ver si es capaz de hacer una campaña que ahora devuelva el espíritu de optimismo a su país y ganar estas elecciones.

David Mathieson es periodista y fue asesor del gobierno británico

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