Opinión
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Redactor de la sección de Cultura y columnista en HERALDO DE ARAGÓN

De ser ovejas, nada de nada

Si no quieres ser como estas, lee.
Si no quieres ser como estas, lee.
Guillermo Mestre

Los que no somos muy de usar ni soportar imperativos, y encajamos con gallardía hasta insultos cuando nos los dicen con educación (es una paradoja, pero me entienden ustedes) hacemos excepciones a esa regla cuando nos da la gana. 

En mi infancia, que es la misma de muchos ustedes, cierto programa de televisión me hizo adorar la frase «si no quieres ser como éstos, lee», aludiendo a ciertas ovejas que cruzaban un arroyo repitiendo mecánicamente el brinco de la anterior. La advertencia dejó huella: yo no quería ser oveja, ni calcar lo que hacían los demás sin cuestionar otras formas mejores (o más divertidas) de llegar a las supuestas metas. De ahí pasé a cuestionar lo aprendido hasta ese momento y, por ende, a quienes me había enseñado lo ‘importante’. Luego vi en una película a nazis quemando libros. «Leer os hará libres», decía la moraleja de esa película, lo que me hizo colegir que no leer te condenaba a aceptar las cosas sin más y, por tanto, perder oportunidades en la vida. Después caí en la suficiencia, en ese complejo de superioridad que se manifiesta cuestionando a quienes no se cuestionan nada, son felices leyendo libros objetivamente malos (o ninguno), oyendo música lamentable (a mis oídos) y repitiendo machaconamente sus destinos báquicos y vacacionales sin pensar siquiera en una variación, permutación o combinación de sus pilares socioculturales.

Por suerte, me he hecho mayor. Ahora dejo pasar películas maravillosas, no me avergüenzan mis lecturas faltantes (pero disfruto con las sorpresas: gracias, Feria del Libro, por existir) ni me duelen los viajes que ya no haré. La aventura del saber recomienza cada día, sin lastre, sin límite superior o inferior, sin alarmas. Y eso es bueno.

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