¿Pintura o escultura?

Pensando en la línea por la que discurre nuestro día a día, me da la impresión de que vamos perdiendo la madurez que deberíamos tener después de tantos años de historia, tanto estudio sobre nuestro pasado y tanto desarrollo científico. 

Parece que la sociedad no tiene muy claro lo que quiere ser de mayor, que ya lo es. Hemos vivido, hemos visto y hemos estudiado las suficientes experiencias como para que podamos forjar un mundo del que de momento parece que no podemos escapar fácilmente. Conocemos nuestras capacidades, nuestras limitaciones y nuestras posibilidades, solamente nos hace falta saber aprovecharlas para de una vez llegar a una convivencia más justa. Leyendo al divulgador Alain de Botton, entiendo la diferencia entre un cuadro y una escultura: una pintura es una creación a partir de un lienzo vacío, a partir de nada debemos plasmar en él todo lo que queremos ver; en cambio, en una escultura está todo dentro de un bloque de piedra, lo que hay que hacer es quitar todo lo que no es parte de la obra hasta que quede la figura que deseamos. Nuestra sociedad no es un lienzo vacío en el que tenemos que imaginar su contenido, es un bloque sin terminar de esculpir, con un gran potencial dentro de él para crear una obra que se pueda entender desde todas las perspectivas; solo hay que hacer un esfuerzo entre todos para que, al hacerla girar, el resultado sea el adecuado desde todos los ángulos. ¿Somos un lienzo vacío o un bloque que, entre todos, no somos capaces de esculpir?

Tomás López Agustín. HUESCA

Los jóvenes y la lectura

Después de dedicar parte de la tarde a leer unos capítulos de un libro, me llaman la atención unas palabras de Mario Vargas Llosa sobre los alumnos de hoy y la poca dedicación a la lectura, ya que han perdido el hábito, si es que antes lo tenían, de concentrarse delante de un libro. Habla de un «mariposeo cognitivo» al que los acostumbra el estar gran parte del tiempo conectados. Es cierto que no tienen, hablo de una mayoría de los jóvenes, esa atención, reflexión y paciencia que requiere el hábito lector para disfrutar de la literatura. Me pregunto si esas grandes obras clásicas de gran calidad desaparecerán para muchos o serán totalmente desconocidas en la sociedad actual por la esclavitud a la que están sometidos los jóvenes con esta droga fácil que es el uso del móvil. ¿Sabrán algún día que las enseñanzas de un libro titulado ‘Don Quijote de la Mancha’ pueden ser aplicadas a los problemas concretos que nos plantea la vida? ¿Podrán experimentar esa sensación de sorpresa, de asombro, de belleza estética que produce su lectura, transformándonos en personas más críticas y libres? En pocos libros como en éste nos podemos encontrar con infinidad de sentimientos como el humor, la humanidad, la compasión, la tolerancia y la trascendencia del ser humano.

Gema Abad Ballarín. REUS (TARRAGONA)

No me representan

A todos los diputados nacionales: ¿No podrían dedicarse a otra cosa en vez de dar el espectáculo bochornoso que suelen dar muy a menudo? ¡A ver si en otro trabajo podrían insultar y faltar cómo lo hacen en el Congreso! De vergüenza, así a mí no me representan.

Francisco Alpuente Lázaro. ZARAGOZA

Falta disciplina

Visitando un palacio en el corazón de Europa, me chocó esta frase latina escrita en un friso alegórico a la condición andante del ser humano por la vida: "Falta disciplina". El artista representaba a la disciplina como una hermosa profesora enseñando a unos atentos pequeños pupilos con un libro en las manos. A continuación, otros ya crecidos daban vueltas como perdidos, sin norte. Al coincidir el texto latino con el español, me pareció una casual alusión a nuestra España actual. Porque tantos alumnos parecen perdidos, confundidos o inmaduros, ¿qué o quiénes nos están fallando: el medio, el libro, la profesora o los pupilos? Además, hace falta disciplina en otros ámbitos, como en la familia o la empresa. No estaría de más volver a esa suave vieja educadora llamada disciplina.

Javier Pueyo Usón. ZARAGOZA

Ansiedad festiva

Esta sociedad está aquejada de una preocupante desacralización y baja estimación moral de todo lo relacionado con lo religioso o místico. Ya no se celebran las antiguas festividades como antaño. Cualquier fiesta, por muy tradicional o intocable que sea, como la Navidad o la Semana Santa, se celebra de una forma desaforada y circense, como si de una verbena popular y feriante se tratase, sin recordar su esencia básica, su alma. No satisfechos con esto, nuestra ansiedad fiestera española hace que importemos de todo el mundo, sobre todo del ámbito anglosajón, nuevas festividades carnavaleras, tipo Papá Noel, Halloween o el ‘Black Friday’ (las rebajas de toda la vida), convirtiendo el calendario español en una sucesión de fiestas sin fin. Vamos, un sinvivir. Otra costumbre actual muy nuestra es anticipar las fiestas relevantes adelantando la Navidad a noviembre, la Semana Santa a febrero y el solsticio de verano a abril. Este carrusel imparable es lo que yo llamo ‘ansiedad festiva’ y es, en mi modesta opinión, un claro indicativo de que esta sociedad no funciona como debiera.

Miki Romanos Mur. ZARAGOZA

Amnistía o vergüenza

Ya está, ya se aprobó la mayor amenaza a un Estado de derecho. Los delincuentes pueden estar contentos, ufanos, sabiendo que le han torcido el brazo a un gobierno desequilibrado y además presumiendo de ello. Parece mentira que los diputados socialistas, que hace poco se oponían a esta ley, ahora, con aplausos y sonrisas, presuman de su aprobación. No tienen vergüenza política. Ya no sé si podrán mirar con orgullo a sus conciudadanos con semejante falta de criterio para mantener sus puestos, su sueldo y la gratitud de su pastor. Solo uno se negó a pasar semejante trance. Allá ellos y sus conciencias. La historia les juzgará.

Isabelino Martín González. ZARAGOZA

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