Hay noticias que no suelen ocupar la primera página de los periódicos y ésta es una de ellas. Es la historia de Anita Ombeni, congoleña, que tiene 20 años. En junio de 2023, los combates entre rebeldes armados y fuerzas estatales en la provincia oriental de Kivu Norte la obligaron a huir de su pueblo, Rumangabo. 

Al cabo de tres meses, en el campamento de desplazados de Kayembe, en Goma, donde ella y miles de personas más han buscado refugio, falleció su único hijo y fue violada en dos ocasiones.

Me impresionó su esperanza y confianza que deposita en Suminwa, primera jefa de Gobierno de su país. Para los miles de víctimas de violaciones, en su mayoría mujeres y niñas agredidas sexualmente durante el conflicto armado por las riquezas minerales del país, una mujer al frente del Gabinete tiene dos objetivos primordiales: poner fin a los incidentes de violación cada vez más frecuentes e impartir justicia. Para Ombeni: "Ella entiende nuestra necesidad de seguridad y la exigencia de que se haga justicia por los crímenes que se han cometido contra nosotras", y añade: "Es una mujer".

En el mismo periódico había noticias que tenían como protagonistas a mujeres ocupando las primeras páginas. Se celebraba en nuestro país una importante reunión, Europa Viva 24, que tenía entre otros objetivos acercar a dos mujeres, a la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, y a la jefa de la oposición en Francia, Marine Le Pen, que actualmente dirigen dos grupos distintos del Parlamento Europeo, Conservadores y Reformistas Europeos e Identidad y Democracia. Los primeros, con Meloni como gran referente, quieren quebrar el eje central que ha venido funcionando hasta ahora en el Parlamento Europeo, es decir, la alianza entre democratacristianos, socialdemócratas y liberales. Meloni, considerada en el ranking de las personas más influyentes de Europa que elabora la revista ‘Político’, dejó muy claro en Madrid que: "Estamos en vísperas de unas elecciones decisivas porque, por primera vez, las elecciones europeas podrían acabar, por fin, con las mayorías antinaturales y contraproducentes existentes". Las encuestas indican que los partidos de la extrema derecha pueden ganar en Francia e Italia, y sacar un gran resultado en más de la mitad de los países de la Unión Europea.

Nosotras, mujeres europeas, como Ombeni, tenemos que saber quiénes nos dan esperanza y confianza en el futuro y elegir entre unas y otras propuestas. La pregunta que debemos hacernos es si queremos una Europa fuerte que luche por nuestros valores y por nuestra democracia, fiel a sus valores fundacionales de integración, prosperidad compartida y respeto de los derechos humanos o una Europa atenazada por instintos ultranacionalistas, dividida y, por tanto, vulnerable.

Ya se ha comprobado en los desafíos recientes, la inmigración, la economía global, el abordaje de la crisis climática y la regeneración de una Administración cargada de burocracia que frena en lugar de ayudar a avanzar, que Europa solo puede superarlos si responde unida como lo hizo durante la pandemia, con el plan conjunto para comprar vacunas, las ayudas para financiar ERTE y la aprobación del Fondo de Recuperación. Si añadimos la guerra en Ucrania revelan que la importancia de la cita electoral europea sea más alta que nunca. Los 360 millones de ciudadanos llamados a votar en 27 países entre el 6 y el 9 de junio tenemos en nuestras manos la decisión sobre la UE, que hará frente a los retos del futuro inmediato.

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