Ay, Federico García
El pasado mes de mayo, en el marco del III Festival Internacional de Poesía de Aragón, estuve, junto a Fernando Sarría, charrando de poesía y literatura en general con alumnos de 1º de ESO y PAI del IES José Manuel Blecua, en Torrero-La Paz, no muy lejos de otro centro educativo, El Buen Pastor, donde yo estudié, entre los 10 y 14 años, aquel lejano Bachillerato Elemental, que entonces constituía el primer tramo de la enseñanza secundaria.
En estos encuentros siempre hay un pequeño grupito que se queda al final, que quiere preguntarte algunas cosas de forma más personal. Al hilo de esas preguntas, entre algunas anécdotas que surgieron, recordé las lecturas colectivas en voz alta que una tarde a la semana hacíamos en clase de Literatura. Les conté que habíamos leído, por ejemplo, las ‘Novelas ejemplares’ de Cervantes, ‘La vida es sueño’ de Calderón y ‘Doña Rosita la soltera o el lenguaje de las flores’, de Lorca. También les conté que tengo grabadas en la memoria aquellas tardes iniciáticas. Les dijimos que en estos años suyos de ahora van a vivir algunos momentos y descubrimientos que no olvidarán nunca. Que algunos de ellos les están ya abriendo caminos de futuro.
El primer libro no juvenil que compré por mi propia cuenta en una librería, la Librería General, fue ‘Doña Rosita la soltera o el lenguaje de las flores’, editado por Austral, poco después de que leyéramos en clase la pieza teatral en un ejemplar de la profesora de Literatura. Federico García Lorca es desde entonces uno de mis autores madre. Hoy es su 126 cumpleaños. Su voz sigue quemando para mantenernos despiertos.
Luisa Miñana es escritora
