Opinión
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Exprimir el champú

Uso del champú.
Exprimir el champú
Rattanakun, vía: canva.es

Encuentro en la ducha un acomodo para despejarme la cabeza; despachar pensamientos consolidados, casi siempre incómodos, y refugiarme en reflexiones cotidianas y cercanas, que inyectan optimismo y espíritu positivo. Lo que contribuye a percibir la verdadera dimensión de las cosas y relativizar lo que supone un desgaste innecesario.

En estas ocasiones, la trascendencia adquiere perfiles singulares; y hace unos días, la relevancia se me disfrazó de champú. Me esforzaba por exprimir el contenido del bote, mientras me preguntaba cómo era posible que hubiera gastado semejante cantidad, casi sin darme cuenta. Eché el pensamiento atrás y recordé cómo hace unas semanas, con el recipiente lleno, me encantaba disfrutar de su sobreabundancia, sin control ni restricciones. Y es verdad que conforme pasaban los días, casi sin darme cuenta, establecía un orden en su dispensa. Con el ánimo de racionar el jabón; hasta advertir ahora el resultado de aquel ejercicio de dispendio.

La imagen me estampó, a modo de metáfora, el desarrollo de la vida, en la que el avance de los años brinda con perspectiva el paso del tiempo. Y uno quiere darle vueltas a aquel derroche de las horas cuando el tiempo no parecía avanzar, anclado en la infancia y juventud, sin más futuro que el pasado mañana, imposibles de alcanzar fechas más alejadas. Pero el discurrir adquiere velocidad con el mismo avance de los años, hasta acelerarse con el progreso irrefrenable de las décadas. En esos momentos en los que los meses se miden en parpadeos y la vida vuela alrededor.

Se pregunta entonces uno por dónde se han escapado los días, que tienen forma de criaturas de criterio y vida propia; de alargados recorridos profesionales, y de cada vez más estorbos amontonados en esa casa en la que empezamos a vivir casi vacía. Por más que la imagen en el espejo no tenga demasiados problemas por resolver el enigma.

A la salida del baño, de vuelta a las inquietudes y la tosquedad de la vida real, me estampo con la sonrisa de mi compañía: "Tenemos que comprar champú". Que esto puede reponerse.

Miguel Gay Vitoria es periodista

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