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Cartas al director de HERALDO: Hay vida más allá de los sesenta

Hay vida más allá de los sesenta
Hay vida más allá de los sesenta
Pixabay

Hay vida más allá de los sesenta

Habrá opiniones diversas y si nos ceñimos al criterio facultativo resulta bastante corriente oír al médico tópicos como: tienes más de 60 años. Y claro, de una forma u otra, con insistencia, incluso con perseverancia, te quieren hacer ver que el 60% de nuestras dolencias se diagnostican con esta enfermedad genérica, diría yo: ojo, tienes ya 60 o más y ya sabes… 

Lo llevas en tu DNI y ten cuidado, no tienes edad para hacer según qué cosas, corres riesgo, no te expongas… Sin embargo, en los afectados de esta dolencia todo ha cambiado y esa retahíla ya no procede, porque en esta década de edad sigue existiendo mucha gente que tiene una vida muy activa tanto física como intelectualmente. Hay limitaciones, no debemos engañarnos, pero no se nos puede arrinconar, puesto que muchos llegamos con una vida relativamente saludable y emprendedora para llevar a cabo muchos retos. Tenemos una vida activa, los ojos todavía no los tenemos puestos en los retrovisores y viene marcada por los focos delanteros, pensando siempre más allá y no recrearnos en los recuerdos, que para eso tiempo habrá. Somos personas amigadas con esta vejez incipiente y formamos un tándem simbiótico. No constituye una tortura, han desaparecido los miedos, los complejos y afrontamos la realidad de distinta manera. La vitalidad no tiene fecha de caducidad. Seguimos celebrando la salida del Sol cada mañana y contemplamos con romanticismo e ilusión la aparición de la Luna por la noche, gratificante resulta sentir el tránsito de las estaciones, ver el paisaje desde lo alto de las montañas... No somos sexagenarios, somos ‘sexalescentes’.

Mariano Aguas Jáuregui. ZARAGOZA

La pista de atletismo del campus de San Francisco

Está en proyecto eliminar la pista de atletismo de la Universidad de Zaragoza en el campus de la plaza San Francisco. Como licenciado en Químicas y atleta en mi juventud, siendo uno de mis logros el Campeonato de España universitario en 800 metros representando a la Universidad Zaragoza, me produce una gran tristeza. El atletismo es el deporte rey y la conexión deportiva más estrecha con la cultura griega. Antaño la universidad promovía actividades como el atletismo, que suponen un complemento integral a la formación de la juventud. Y esa pista, gracias al convenio de la Universidad de Zaragoza con la Federación Aragonesa de Atletismo, permitía que además de los universitarios otros jóvenes se imbuyesen en ese ambiente. El ‘tridente’ Parque Grande, pista universitaria y ‘el Huevo’ (Palacio de los Deportes) es un conjunto modélico y que ha brindado numerosos atletas aragoneses olímpicos y con éxitos en otras competiciones. Actualmente hay una gran afición por el ‘running’ y las carreras populares. Una actividad practicada por una franja de edad que ya no permite aprender la técnica ni soportar el compromiso personal de los entrenamientos, aunque sí disfrutar de los numerosos beneficios de este deporte. Muchos de estos nuevos corredores alientan a sus hijos, aún niños, a practicar atletismo, así lo demuestran clubes como el Scorpio, Zaragoza Atletismo y otros, con una gran cantera, por lo que no debemos hurtarles una fantástica instalación para seguir practicando este bello deporte. Zaragoza es una ciudad grande y limitar las instalaciones de atletismo a la pista del Actur, deficiente por la constante presencia de viento y con una ubicación alejada, y a una pequeña pista de 300 metros en La Granja no es de recibo. En Madrid se ha remodelado completamente la pista del estadio de Vallehermoso, en el centro de la ciudad; en ciudades como Oslo, Estocolmo, Zúrich se mantienen estadios atléticos de renombre también en el centro, y nuestra ciudad, disponiendo de esa instalación, pretende eliminarla. Si hubo una descomunal campaña para mantener la Romareda en su lugar, no alcanzo a entender por qué debe desaparecer una pista que ha sido el pilar del mayor número de deportistas olímpicos de nuestra ciudad.

Diego Espallargas González. ZARAGOZA

Un envidiable futuro para Aragón

Me viene a la memoria la canción ‘Polvo, niebla, viento y sol’ del inolvidable Labordeta, cargada de connotaciones de una comunidad olvidada. Viento y sol, un tesoro de recursos naturales, de energías renovables, que aportan nuestra orografía y clima. Hoy esa gran fábrica de luz que es Aragón compite con otros territorios europeos en la implantación industrial, especialmente de gigantes tecnológicos. Inversiones de cifras mareantes de grandes empresas, como Amazon o Microsoft, que ven en Aragón suficiente energía y suelo, así como excelentes comunicaciones en el centro del cuadrante de las comunidades del mayor PIB, que cambiarán nuestro modelo productivo y que necesitarán personal cualificado y bien retribuido. Sin olvidar que, además del suelo y la energía, hay otra cuestión que ha sido clave para que Aragón se lleve esta inversión millonaria, las puertas abiertas de la Administración acortando trámites. En parte por la herencia recibida del Gobierno de Lambán y en parte por el trabajo del actual Gobierno, lo que está claro es que la Comunidad se ha convertido en una especie de tierra prometida en la que decenas de multinacionales desean implantarse.

Daniel Gallardo Marín. GARRAPINILLOS (ZARAGOZA)

Un canto al juego y a la alegría

En un antiguo concurso televisivo, dirigido por el fallecido Joaquín Prats, se invitaba a los concursantes ‘a jugar’. Ahora el rompedor papa Francisco recomienda el juego como una forma práctica y efectiva de disfrutar más de la vida y no ser tan serios. La alegría compartida del juego acerca a las personas, la seriedad las aísla. La religión católica sólo aprobaba la alegría, la fiesta y el humor fuera de sus muros, nunca en su interior. Crecimos en la creencia de un Dios-Amor, pero muy serio, lo cual inspira más temor que confianza en los demás. La seriedad suele acompañar a la tristeza y, como dijo Santa Teresa, "un santo triste es un triste santo". Y Francisco recalca que jugar da más sentido a la vida que llevemos. Estar vivos es el mayor regalo recibido, y agradecerlo despierta una sonrisa alegre; la seriedad ni es santa ni nunca lo será. Poder reírse y sonreír en ceremonias religiosas y encuentros de fieles los haría más populares y llenaría calles y templos. Papa Francisco, abra cauces, derribe muros e ilumine el rostro de sus fieles haciendo de esta vida un canto a la alegría y enterrando la tristeza. Nunca es tarde.

Miguel Bretón Vallejo. ZARAGOZA

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