Opinión
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Disparates

Javier Milei y Pedro Sánchez.
Javier Milei y Pedro Sánchez.
H. A.

Dice la Real Academia Española que un disparate es decir o hacer algo fuera de razón o regla. La ‘gracia’ del asunto es que han sido disparates encadenados unos detrás de otros, como si Milei y Pedro Sánchez fueran unos ‘pezolagas’ de tres años. 

Dicen los que van de entendidos que todo esto no va más allá de columnas de humo para tapar los malos haceres políticos. El presidente argentino, porque en seis meses aún no se sabe qué magníficas acciones ha realizado. El jefe del Gobierno de España, para distraer la atención de su problema doméstico en vísperas de las elecciones europeas. Quizá. Lo peor es que todo esto es propio de un ‘kindergarden’, de un jardín de infancia. Que si tú has dicho esto. Ahora verás. Te vas a acordar. Y no se quieren dar cuenta (o sí) de lo ridículos que llegan a ser, pues son los más altos mandatarios (salvo el Rey de España) de ambos países.

Sus cuitas y sus ‘picajosidades’ personales no pueden ni deben perjudicar ni a sus países ni a sus relaciones diplomáticas. Da mayor pena todavía el hecho de que se trate de dos países hermanos, pues casi la mitad de los argentinos llevan sangre española, y siempre ha habido un afecto que brotaba solo entre los argentinos y nosotros. Un afecto, como diríamos ahora, transversal, que atañe a todos los ámbitos de la vida, porque es esencia de ambos pueblos. Pues incluso los descendientes de italianos son como nosotros, pues también los españoles llevamos sangre itálica de cuando el Imperio Romano, y después, cuando gran parte de Italia era parte del Imperio español. El mismo libertador, el general José de San Martín, lució el uniforme del ejército español en la batalla de Bailén contra las tropas napoleónicas.

¿Cómo se ha llegado a esta situación? Pues fue nuestro ministro Óscar Puente, hablando de las sustancias que se administraba el estrafalario líder argentino. El aludido no se cortó, y llamó directamente corrupta al amor de Sánchez, quien ni corto ni perezoso retira de Buenos Aires a la embajadora española. En el estrambótico viaje a Madrid del brillante comediante argentino, entre otras cosas, abominó de la justicia social, siendo ésta lugar común de la dictadura franquista, a la que Vox, anfitrión del acto, dice admirar.

Total, que entre uno y otro, el necesitado de peluquería líder argentino, y el atildado presidente Sánchez, supuesto líder de los descamisados de antaño, han montado un cirio que seguro pasará pronto, pero del que no sabemos todavía el punto final.

(Puede consultar aquí todos los artículos escritos por José Luis Mateos en HERALDO)

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