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Cartas al director de HERALDO: Redes que merecen la pena

Redes que merecen la pena
Redes que merecen la pena
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Redes que merecen la pena

Comienzo el fin de semana plantándome a la hora del café en casa de la que fuera mi pediatra desde que vine al mundo hace ya 53 años y que me recibe siempre como lo hubiera hecho mi madre. Me improvisa una comida, hablamos plácido y tendido, y me voy con una coliflor de su huerto y un táper de croquetas. 

El sábado tengo vermú con los de la ‘D’. Hace 37 años ya que dejamos las aulas de Marianistas y Begoña nos sigue juntando regularmente. Esta mujer se merece un monumento. Cuando se viene arriba, organiza las reuniones de toda la promoción, pero entre una y otra nos emplaza solo a los de la clase. Esta vez, recupera, para alegría de todos, a Mauro, a quien no habíamos vuelto a ver desde entonces, e invita a Estrella y Teresa, que nunca fueron de la ‘D’, pero las adoptamos. Álvaro se nos une a los cafés porque está celebrando su cumpleaños con la familia, pero la tarde nos la reserva a nosotros. Risas, fotos, cervezas y una camaradería por la que parece no haber pasado el tiempo. Los dejo un poco a la francesa a eso de las siete, pero ellos seguirán por lo menos hasta las doce de la noche, y me voy a ver a los del equipo de los martes, que juegan una semifinal, que sale cruz. La cosa iba demasiado bien. A cambio llego a casa a hora prudente y puedo madrugar al día siguiente para batirme el cobre con mi benjamín en la cancha dominical donde solemos juntarnos los dinosaurios, que aceptan al chaval encantados. Padre e hijo nos enfrentamos a cara de perro por ese título de ‘lomo plateado’ que cada vez me cuesta más retener. Vuelvo a casa baqueteado pero contento. Con estas redes, ¿quién necesita las de Mark Zuckerberg?

Andrés Horno Goicoechea. ZARAGOZA

Coherencia política

A nadie le debería haber extrañado la coherente ausencia de Javier Lambán de la votación del Senado, simplemente por algo que no es frecuente en política. La disciplina de voto es la anulación del criterio a las órdenes del líder. Para mí es un fraude, para eso sería suficiente que las votaciones lo fuesen como en las comunidades de vecinos, por porcentajes de partición, pero no, es mejor hacer el teatro, claro que luego con el teatro viene el transfuguismo, y el rasgarse las vestiduras. Felicito a Lambán por su honestidad. Recuerdo una frase y un cambio de chaqueta de un político actual aragonés, que un día dijo "tranquilo, Pablo, que todo se aclarará", y días más tarde solicitaba un congreso urgente para suspender a su ‘amigo Pablo’.

Luis A. Vallés Gascón. ZARAGOZA

Tener un buen amigo

Todos en algún momento nos hemos sentido solos, perdidos y heridos en el alma. Hemos sufrido el desconsuelo de perder a un ser querido. También hay personas que nos asestan golpes bajos, que duelen porque no los esperas. Son cuchilladas que nos pinchan y muy difíciles de superar. Es entonces cuando podemos comprobar quiénes son amigos de verdad. Esa persona que no necesita hablar, que con mirarte ya sabe cómo te sientes. Que te escucha, no te juzga y te comprende, incluso llora contigo. Por desgracia, la gente tiene la costumbre de llamar amigo a demasiadas personas, e incluso utilizar las palabras ‘te quiero’ a derecha e izquierda, sin pararse a pensar en el significado tan importante que conllevan. Se podría contar, y no necesitaríamos demasiados números, la cantidad de seres que realmente son afortunados de tener amigos de verdad. Cómplices en el día a día, y quienes aun sin verse tan a menudo como desearían los sienten cerca. Es fácil, si nos ponemos a pensar en nosotros mismos seguro que la mayoría sólo necesitaríamos los dedos de una mano para calcular quién es esa persona que siempre está ahí, con la que podemos contar sea cual sea la razón y que continuamente tiene un hombro para nosotros, y un abrazo desmedido. Creo que tenemos que hacer un reciclaje interior y utilizar los términos adecuados para quienes nos rodean. No llamemos a todos por igual. Un amigo posee una categoría excelente y un te quiero no se gana fácilmente. Estoy segura de que la gente no se quiere tanto como se escucha, porque cada vez menos se conocen las personas.

Josefina Palos Bernad. ZARAGOZA

La hoja de felicitaciones

Reclamo la ‘Hoja de felicitaciones’. En un mundo cada vez más hastiado, donde muchos dedican gran parte de su tiempo a quejarse o a ver el lado negativo de (casi) todo, querría hacer un llamamiento de gratitud. Hace poco más de dos semanas que he traído al mundo a una nueva personita y mi familia solamente tiene palabras de agradecimiento absoluto al equipo que nos atendió desde que cruzamos la puerta del ‘viejo’ Hospital Materno-Infantil Miguel Servet. Desde los celadores al personal de triaje, desde Aitana y Ana, inolvidables matronas, desde la ginecóloga que dirige los ‘tours’, desde cada pediatra que ha vigilado el bajo peso de Eva... hasta cada enfermera y enfermero, auxiliar, personal de limpieza... Forman todos un equipo espectacular donde la amabilidad, la dedicación y el buen hacer son su estandarte, donde hacerte sentir bien es su principal tarea, y en quienes puedes confiar en esas primeras jornadas tan complicadas que suponen una maternidad y paternidad primerizas. Exijo la hoja de felicitaciones. Gracias.

María Salas Jarque. ZARAGOZA

Un maestro de pueblo

Hacía años que no tenia noticias de él y hace unas semanas me llegó la de su fallecimiento. Fue uno de aquellos maestros de pueblo, con una vocación tremenda, al que la vida le infligió muy pronto un duro castigo con la pérdida de su esposa y que formó parte de nuestro pueblo durante mucho tiempo, educando a varias generaciones de pedroleros, entre los que dejó una gran huella. La noticia de su fallecimiento ha traído a mi memoria un montón de recuerdos de aquellos días de EGB, días de estudio, de juegos, de un pueblo que era un remanso de paz, de olor a leña quemada en las estufas en invierno, de veranos calurosos, de la relación de los vecinos, que en algunos casos era un lazo más fuerte que el familiar. Don Alfredo, de aquel pueblo queda muy poco, las prisas se han vuelto algo cotidiano, los niños ya no juegan en unas calles repletas de coches e incluso el colegio y las casas de los maestros han desaparecido. Allá donde esté, sepa que siempre será recordado como una gran persona y un gran maestro enamorado de Soria y de Machado... don Alfredo Ortega del Castillo.

José Manuel Tovar Barrios. PEDROLA (ZARAGOZA )

Las cartas al director no deben exceder de 20 líneas (1.500 caracteres) y han de incluir la identificación completa del autor (nombre, apellidos, DNI, dirección y teléfono). HERALDO se reserva el derecho de extractarlas y publicarlas debidamente firmadas. cartas@heraldo.es

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