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  • Pedro Rújula

Europa

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Pixabay

Dónde está la Europa con la que habíamos soñado? Miro con atención el escenario que se presenta ante las próximas elecciones europeas y me cuesta reconocer el ideal construido tras la Segunda Guerra Mundial. 

El proyecto, que tenía como horizonte salir de las ruinas del nazismo siguiendo un plan de democracia y desarrollo económico, llegaría a convertirse, en la España de la dictadura franquista, en un deseo inquebrantable de acceder a la primera división de las democracias occidentales. Y lo más interesante es que lo conseguimos. Democracia y prosperidad llegaron de la mano en la vida de los españoles. Y europeísmo, porque estábamos convencidos de que todo aquello que anhelábamos tenía que ver con Europa.

Pero como aquel que una vez alcanzado el objetivo deseado pierde todo el interés por él, las convicciones europeístas se han ido debilitando desde entonces. Es cierto que la propia Europa cambió y que tras el fracaso de la Constitución europea las cosas ya nunca han sido las mismas. Y, pese a todo, la idea de una Europa común, seguía tirando hacia adelante en la dirección de las libertades y de los derechos humanos. Por eso es por lo que cabe señalar el riesgo que comporta la deriva nacionalista que puede llevar cada vez más diputados de extrema derecha al Parlamento Europeo tras las próximas elecciones. Confiarse en la autocomplacencia de la propia identidad puede ser rentable en términos electorales, pero compromete seriamente nuestro futuro. ¿Para qué servirá Europa si ya no es capaz de ofrecer una garantía colectiva para las libertades?

Pedro Rújula es catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Zaragoza

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