El Rey ha recibido en el aeropuerto de Madrid-Barajas al presidente de Ucrania en un gesto muy poco habitual con un mandatario extranjero. Este hecho excepcional ha sido el preámbulo de la firma de un acuerdo de seguridad bilateral, que incluye suministros de una panoplia de equipos militares. 

El compromiso de España y del resto de Occidente con Kiev debe ser mayor que nunca para tratar de impedir avances rusos que sitúen a Europa ante un escenario tan preocupante como peligroso. La UE no puede aceptar la invasión de un Estado soberano, es decir, la imposición de la ley del más fuerte.

El Gobierno español se compromete a suministrar este año un paquete de armamento para Ucrania por valor de 1.000 millones de euros, una cifra sin precedentes en la ayuda militar española a Ucrania o a cualquier otro país. No obstante, el respaldo occidental a Kiev es una tarea conjunta en la que deben participar todas las democracias. Tras más de dos años de guerra, el conflicto vive la situación más crítica desde que se produjo la invasión rusa en febrero del 2022. Los ucranianos necesitan más armas y más apoyo para poder seguir haciendo frente a la superioridad militar cada vez más manifiesta del ejército ruso. La ofensiva del Kremlin sobre la provincia y la ciudad de Járkov, la segunda del país, demuestra la gran desproporción entre la resistencia militar de Moscú y la fatiga de Kiev.

Vladímir Putin ha recuperado la iniciativa bélica, elude las sanciones económicas y ha construido una eficaz alianza autoritaria con China, Irán y Corea del Norte, que le garantiza apoyo diplomático y suministro de munición. Europa, que hasta ahora ha practicado una solidaridad militar escalonada para evitar la extensión del conflicto, debe demostrar que ha tomado conciencia del momento crítico en que nos hallamos enviando una ayuda a Ucrania que cada vez es más crucial.