El merecido premio a Joan Manuel Serrat

Hay calles y avenidas con su nombre, incluso una placa identifica la casa donde vivió en el barrio barcelonés del Poble Sec. Por fin y por fortuna, el próximo octubre recibe el prestigioso Princesa de Asturias de las Artes. 

Estoy convencida de que otras personas son igualmente merecedoras de semejante galardón, pero sus méritos son extraordinarios: Joan Manuel nos ha regalado arte, poesía y música durante más de cincuenta años. Tendría yo quince cuando cayó en mis manos su disco (de negro vinilo) dedicado a Antonio Machado y todavía atesoro un luminoso recuerdo de aquellas melodías que escuchaba una y otra vez mientras, sin darme cuenta, despertaba a la vida. A lo largo de los años las he retomado en numerosas ocasiones y siempre con emoción, pues me llevan en volandas hasta la adolescente que fui. No nombraré las innumerables canciones con las que ha sabido trazar, como ningún otro poeta, la secuencia de nuestros días: muchas ya se han convertido en himnos para todos. Ahora bien, en un rincón del alma guardo una canción pequeñita e inadvertida en medio de grandes temas, pero llena de fragilidad y ternura. Sus últimos versos me siguen llamando para recordarme amores que pasaron fugaces, sí, como estrellas resplandecientes, mas nunca olvidados: "Dondequiera que estés / te gustaría saber / que te pude olvidar y no he querido / y por fría que sea mi noche triste / no echo al fuego ni uno solo / de los besos que me diste". ¿Cabe más belleza y sentimiento? Joan Manuel, dondequiera que estés, te gustaría saber que yo tampoco echo al fuego ni uno solo de los versos que me diste. Gracias, por tanto.

Isabel Pascual Cebrián. ZARAGOZA

Vergüenza ajena

Se entiende por vergüenza ajena la vivencia de pudor, incomodidad o rechazo que se siente en primera persona ante la acción de una tercera persona que nos parece embarazosa, ridícula o patética. Es vergüenza ajena lo que siente una inmensa mayoría de los españoles ante lo que viene sucediendo: Un presidente, Sánchez Pérez-Castejón, que abandona sus responsabilidades durante cinco días sin justificación; que negocia en el extranjero asuntos internos de España con independentistas; que indulta y amnistía a delincuentes por siete votos; que cambia de opinión según le conviene; que engaña y miente por sistema; que se humilla ante sucesores de terroristas; cuya familia es noticia por sus negocios y actividades profesionales; que tiene el país paralizado, sin presupuestos, ni gestión; que dilapida el dinero en asesores. Vergüenza ajena propicia la corrupción con las tramas Koldo, mascarillas o Tito Berni. Que la vicepresidenta Montero salte y grite histéricamente en la puerta de Ferraz; los constantes exabruptos del ministro Puente; el rechazo de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado a su jefe y ministro Marlaska; el comportamiento del Fiscal General que desprestigia la carrera fiscal y daña el estado de Derecho; que no haya socialistas en el Congreso que sigan el ejemplo de Lambán y rechacen la indigna ley de amnistía… Son algunas de las muchas actuaciones y situaciones que producen vergüenza ajena.

Joaquín Mañeru López. ZARAGOZA

Un conflicto enquistado

Al asistir a la charla titulada ‘Claves para entender el conflicto del Próximo Oriente’, me pareció que el título sonaba un tanto pretencioso. Me resulta difícil de comprender cómo un conflicto que empezó hace años y que ha sido seguido por propuestas y conversaciones intermitentes mantenidas por israelíes y palestinos, con la intención de resolverlo, aún puede seguir vigente durante mucho tiempo. De todos esos esfuerzos que se han hecho desde 1970 para acordar una paz, nunca ha habido una gradual aproximación para solucionar uno de los enfrentamientos más difíciles del mundo. Conseguir la conciliación parece inviable sin una Europa con más poder y sin unos Estados Unidos que puedan acercar las posiciones entre unos y otros. Lo que creo que es más probable es que Israel siga rechazando cualquier solución que implique la creación de un Estado palestino y que Hamás sobreviva a la guerra en curso. Mientras, la comunidad internacional seguirá sin tomar medidas concretas para poner fin a la ocupación israelí, que no ha respetado el derecho internacional humanitario. Como siempre, el verdadero drama de una guerra es la pérdida de personas, de su identidad y de no poder recuperar lo que uno era antes del conflicto.

Gema Abad Ballarín. REUS (TARRAGONA)

Memoria y amnesia

Amnistía procede de la voz griega ‘amnestia’, que significa sin memoria de las cosas pasadas, por lo que comparte origen con la palabra amnesia. Y no es casualidad, ya que la amnistía no consiste en levantar un castigo sino en declarar olvidado el delito. Declarar una amnistía es, ni más ni menos, decretar la amnesia. Puede ser útil si se pretende la reconciliación. Por otro lado, también es útil la memoria histórica protegida por la Ley de Memoria Democrática si se pretende no repetir errores pasados. Entonces habrá que decidir: ¿Apostamos por la memoria o por la amnesia? Yo conozco mi decisión al respecto, y quien lea esto ya habrá tomado alguna. Pero resulta que los bloques políticos están divididos en dos posiciones muy nítidas: unos, defensores de la memoria y la amnesia; y otros, enemigos de ambas. Y ninguno se sonroja.

Alberto Desentre Ramírez. ZARAGOZA

Trato desconsiderado en una oficina pública

En el INSS de Zaragoza tuvimos muy mala experiencia con una de las personas del mostrador. Formulamos una pregunta y nos trataron de incultos y torpes, sin dar opción a insistir en la pregunta, que esa persona no quiso escuchar en ningún momento. Si no está capacitada para atender al público con educación quizás tendría que estar en otro sitio acorde a su estado emocional, ya que mostró agresividad verbal y muy malas formas. Esto es lo que tenemos en las oficinas oficiales del Estado y se nos trata de muy mala manera. Es tan fácil decir que su programa informático no se lo permite, y ya estaría el problema solucionado, y no que nos trató con muy mala educación y con falta de respeto. Sin embargo, a ella siempre se le habló con respeto.

Roberto Lagunas Pisón. ZARAGOZA

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