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Cartas al director de HERALDO: Hay que humanizar el capitalismo

Hay que humanizar el capitalismo
Hay que humanizar el capitalismo
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Hay que humanizar el capitalismo

El capitalismo tiene una lógica pero no una moral. La economía debería ajustarse a la sociedad y no tener una sociedad subordinada a la economía. El crecimiento desmesurado, los salarios orgiásticos de algunos y las desigualdades crean un cóctel peligroso. La acumulación de riqueza en manos de unos pocos, excluyendo a la mayoría, provoca miseria. 

El lucro por el lucro crea el capitalismo salvaje, que produce monopolios y controla el mercado. Este capitalismo salvaje pretende eliminar al Estado en su tarea de controlador y regulador para adueñarse a placer del mercado. Se ha permitido que aparezcan enormes desigualdades de riqueza y oportunidades, a la par que ha habido largos años de políticas de austeridad, propiciando la proliferación de ideologías extremas y nacionalismos. Hasta Draghi, expresidente del BCE, publica un trabajo en el que reclama una mejor redistribución de los beneficios de la globalización y un mayor foco en la seguridad económica para todos, así como ayudas a los colectivos más afectados por las crisis. Vivimos tiempos en los que la economía y el rendimiento están sustituyendo al humanismo y eclipsando valores. Entendiendo que el capitalismo es el único modelo de producción posible, tendría que generar soluciones, poniendo por delante a la sociedad y a las personas. Habrá que redefinir el progreso tratando de civilizar y humanizar el capitalismo, con una economía más justa, más democrática y más sostenible en la que la riqueza no cree tantas desigualdades. La felicidad no puede medirse por la riqueza que se acumula, sino por su justa distribución.

José Luis Romanos Marfil. ZARAGOZA

Procesos selectivos eternos

Tengo una amiga que ha aprobado una oposición para ‘personal especializado de servicios domésticos’ (PESD) convocada por el Gobierno de Aragón. Les notificaron los resultados antes de finales del año pasado, pero aún no se ha incorporado. Si tenemos en cuenta que hizo el examen en abril de 2023, ya ha pasado más de un año. Me resulta muy chocante porque cuando le dieron los resultados ella pensaba que en febrero o, como muy tarde, después de Semana Santa ya se habría incorporado a su plaza. Desconozco el proceso legal y administrativo, pero sí tengo claro que se tiene muy poco en cuenta la situación personal de todas estas personas que llevan más de un año esperando. Son gente que tiene familias, trabajos actuales (o no) y que necesitan al menos información para organizar sus vidas. La Administración debería pensar cómo sus actuaciones afectan a las vidas de los ciudadanos más a menudo que durante los procesos electorales.

Luis Antonio Colás Paniego. ZARAGOZA

Demoras injustificables

No por hacerse cotidiano algo se convierte en admisible. Aplicado a ciertos servicios públicos esenciales, se diría que el tiempo de espera para citaciones médicas, pruebas diagnósticas y listas de cirugía sigue siendo impresentables y difícilmente justificable. La previsión de las necesidades de personal y sus circunstancias laborales es sonrojante. Y no es justificable que con más riqueza pública, con más nivel macroeconómico se retroceda en la sociedad del bienestar, como cualquier persona con mediana edad puede corroborar. En mi caso concurren por el sistema sanitario y por el judicial demoras que afectan a la vida de diario. Aún sigo pensando que el pago de impuestos proporcional es el pilar básico de cualquier sociedad que se precie, pero parece que se empeñen en que sea cada vez más difícil mantenerse en ello.

Pedro Aznárez Sánchez. EJEA DE LOS CABALLEROS

Las costuras sociales se rompen

Los datos del Ministerio de Sanidad en relación con las llamadas al 024 deberían ser motivo de reflexión. Al igual que el acoso escolar, que no cesa de incrementarse. La llamada de niños de entre 5 y 9 años al 024, ¿no llama la atención a padres, educadores, y dirigentes? ¿Es el acoso escolar reflejo de la sociedad? Si la base de cualquier sociedad son los más jóvenes, el futuro se presenta con negros nubarrones. Construir un futuro mejor se hace en el presente. Las ‘costuras sociales’ se están rompiendo, llevando a 12 menores de 15 años al suicidio (INE). Pero no hay tiempo para reflexiones de esta naturaleza. Priman los resultados electorales, los insultos y la falta de consenso. El ‘juguete social’ se ha roto ante la deserción de los más jóvenes por vivir. Pero las culpas se las echarán entre los bloques ideológicos, olvidándose de que ha sido el conjunto, el que ha polarizado y radicalizado la sociedad. En tiempos de edadismo, aquí tenemos el resultado, en el otro lado, de la balanza con los recién llegados: acoso, agresiones y suicidios. ¿Qué se puede hacer? ¿Habrá un plan nacional consensuado, con mayor prevención? ¿Tendremos, en algún momento, una mesa para transformar la educación?

Pedro Marín Usón. ZARAGOZA

Una deuda de gratitud

Soy paciente del Servicio de Oftalmología del Hospital Clínico Universitario de Zaragoza. Mi problema ocular venía de hace décadas y después de muchas visitas, en Zaragoza y fuera, fui sometida a una compleja doble operación en mi ojo izquierdo que ha resultado un éxito. Me siento muy agradecida a los profesionales que han derrochado eficacia y humanidad conmigo, desde la celadora que me confortó mientras me bajaba asustada al bloque quirúrgico el día de la operación, a las encantadoras enfermeras de consultas externas siempre pendientes, así como a los restantes profesionales que me ayudaron a sobrellevar esta dura experiencia, y a los médicos que me han devuelto mi ojo izquierdo: al Dr. Juan Ibáñez, que me operó con manos de ángel, a la Dra. Juana Martínez, que ha sido mi oftalmóloga hasta la decisión de operarme, y al jefe de servicio de Oftalmología, el Dr. Javier Ascaso, que supervisó con tanto interés y acierto los procedimientos. Nunca me sentí un número. Para proteger nuestra salud, en Aragón contamos con servicios públicos en los que trabajan personas tan profesionales y tan humanas como las que me han atendido en Oftalmología del Clínico y me siento muy afortunada. Tengo una deuda de gratitud con cada una y uno de vosotros.

Lourdes Varona López. ZARAGOZA

Las cartas al director no deben exceder de 20 líneas (1.500 caracteres) y han de incluir la identificación completa del autor (nombre, apellidos, DNI, dirección y teléfono). HERALDO se reserva el derecho de extractarlas y publicarlas debidamente firmadas. cartas@heraldo.es

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