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  • Luis María Beamonte

Venganza, que no disciplina

Venganza, que no disciplina
Venganza, que no disciplina
Heraldo

María Jesús Montero: la que reveló el secreto de un contribuyente sin poder hacerlo, la del gobierno de los ERE en Andalucía, la que no veía constitucional la amnistía, la que no veía posible los indultos, la que modificó el delito de malversación para unos pocos, la que ha subido 70 impuestos en lo que llevamos de Gobierno Sánchez, la ministra que se involucró en la confección del equipo ministerial (comisión ‘ad hoc’) que adquiría el material sanitario por contratos de emergencia, la que declaró que "los abuelos no quieren las pensiones para ellos" y después lo negó, la que manifiesta que el referéndum no tiene encaje y después ya veremos, la que afirmó que la amnistía nos va a permitir mejorar el escudo social, la que se burló del físico de algún compañero diputado, la que votó la ley del ‘sí es sí’, la que nos lleva a unos datos pobres por el déficit fiscal y lo presenta como un triunfo, la que insulta a todo lo que se le pone por delante, sí, la vicesecretaria general del PSOE y vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de Hacienda, ha afirmado refiriéndose a Javier Lambán, expresidente del Gobierno de Aragón y secretario general del PSOE en Aragón, que cada uno "tiene que responder de su propia coherencia", pero no puede ejercerla "a través de los cargos institucionales que uno ocupa", sino que tiene que ser con "otro tipo de actitudes".

Así es, y comparto por ello que el senador por designación autonómica Javier Lambán no haya votado la proposición de ley de amnistía, porque "sería desleal conmigo mismo", ha asegurado. Afirmando que, "no puedo votarla a favor porque incurriría en una insoportable deslealtad conmigo mismo, porque entraría en contradicción flagrante con mis convicciones éticas y políticas y porque estoy convencido que no le prestaría ningún servicio ni a mi país ni a mi partido".

No debería inmiscuirme en este debate, pero mi obligación de respeto y amistad con Lambán no me deja resistirme. Fuimos contrincantes en las autonómica de mayo de 2019 y todo pudo pasar sin la traición de los ya desaparecidos, pero jamás nos perdimos el respeto. Nos conocimos hace tres décadas, colaboramos en diferentes instituciones, independientemente de quién gobernaba, estuvimos al frente de las alcaldías de nuestras respectivas ciudades, asumimos cada uno en su momento la presidencia de la Diputación Provincial, nos enfrentamos en numerosos debates en el parlamento autonómico, hoy ocupamos asientos en el Senado y en el Congreso y nunca nos perdimos el respeto a pesar de no pocas controversias. Lo considero amigo y me siento correspondido, aunque pase mucho tiempo y no nos veamos o no hablemos.

Javier Lambán, para mantener sus principios y su coherencia personal, evitó votar la ley de amnistía en el Senado. Ahora su partido quiere castigarlo

No sé si le hago algún favor con mis palabras, o alguno de los de mi partido se puede molestar, es lo que menos me preocupa. Lo que deseo es dejar constancia del hombre entregado, coherente, honesto y con autonomía cultural. Siempre leal a su partido, pero no por ello conforme con todo, un hombre que ha respetado siempre al que piensa distinto, por ello es respetado en una parte muy amplia del abanico político aragonés.

Ahora su partido, el PSOE, siendo consciente de ello Pedro Sánchez, pretende dar ejemplo con Lambán. La defensa coherente del modelo territorial de igualdad de los españoles, independientemente de su lugar de residencia siempre ha sido una coincidencia en la sociedad aragonesa. Ahora, intentar sancionar a Lambán con la apertura de un expediente, pedirle que se vaya, para asustar a los que osen romper la disciplina, define el modelo de pensamiento único que quiere imponer Sánchez, porque no estamos hablando de cualquier cosa, sino de lo que nos une como país.

Dejen de hacer tanto ruido, en política no solo se triunfa poniendo la vela donde te dice el jefe, se triunfa defendiendo tus principios, siendo conscientes de que uno no renuncia a ellos por alcanzar acuerdos inteligentes en pro del interés general, como me enseñó mi buen amigo Gaby Cisneros, algo que no se practica hoy en día. Déjenle en paz.

Luis María Beamonte es diputado al Congreso por Zaragoza (PP)

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