Opinión
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Ciclista

Una usuaria del servicio Bizi en la estación de la Gran Vía de Zaragoza.
Ciclista
Quique Navarro

Este mes de mayo el servicio de Bizi Zaragoza está de cumple y casi de despedida. Fui una de las primeras abonadas entusiastas al servicio municipal de alquiler de bicicletas en mayo de 2008, y lo sigo siendo 16 años después. 

Subida a estas bicis rojas, que ya forman parte del paisaje de la ciudad, habré recorrido miles de kilómetros. Llego pronto a los sitios, no tengo problemas de aparcamiento, hago deporte y es un transporte barato. Por 37 euros al año, cada viaje por la ciudad me sale a 5 céntimos. Las bicis rojas también tienen sus inconvenientes: que están viejas, que las estaciones no llegan a todos los barrios, que el horario es limitado. Además, he sufrido ocasionalmente tormentas y lluvia de excrementos de palomas. Sus usuarios somos una pequeña gran tribu de ciclistas que nos saludamos cuando nos cruzamos en los mismos puntos camino del trabajo, o cuando hacemos un ‘sprint’ disimulado para coger el último hueco libre en una estación. El Ayuntamiento de Zaragoza ya ha anunciado el fin del actual Bizi Zaragoza y su sustitución por otro servicio con bicicletas eléctricas. Los ciclistas esperamos con expectación su llegada. Ojalá vengan acompañadas de más medidas para fomentar el uso de la bicicleta. Tomemos ejemplo de otras ciudades. Como París, donde el uso de la bici ya supera al del coche en el centro de la capital. Mantengamos y mejoremos lo que aquí funciona bien. Nuestra salud y nuestra ciudad nos lo agradecerán.

Pedaleando por el puente de Las Fuentes con la bici roja, me acuerdo de esa frase de Albert Einstein: "La vida es como montar en bicicleta: para mantener el equilibrio, tienes que seguir moviéndote".

(Puede consultar aquí todos los artículos escritos por Paula Figols en HERALDO)

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