Opinión
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¿Cómo llegó Putin?

El presidente ruso, Vladimir Putin
El presidente ruso, Vladimir Putin
VYACHESLAV PROKOFYEV/KREMLIN / P

Para comprender la figura de Vladímir Putin es indispensable conocer el pasado. Ahora todo el mundo está pendiente de él, por la guerra que ha desencadenado en Ucrania. 

En el fondo, en todos los conflictos está Putin, que quiere desunir a todos los países que pueda, y regresar al territorio de la URSS. Sabe que la fuerza de un Estado se basa en la debilidad de los demás. El pueblo ruso nunca ha tenido suerte con sus gobernantes. La vida cotidiana del pueblo llano, siervos de la gleba hasta que los liberó (en parte) el zar Alejandro II (1855-1881) –pues la propiedad seguía siendo de la nobleza–, era muy penosa.

En 1917 se llegó a destronar a Nicolás II por el moderado Kerensky. Luego llegó Lenin y su revolución bolchevique, que no se anduvo con contemplaciones a la hora de ejecutar al zar, a nobles y a burgueses adinerados. Se implantó la ‘dictadura del proletariado’, y con ella el poder del partido comunista y la Seguridad del Estado (la terrible NKVD), que ya iniciaron una pugna fratricida que llega hasta la actualidad. A la muerte de Stalin, Beria (jefe del KGB, heredero de la NKVD) acabó asesinado, como tantos otros jerarcas soviéticos, víctima de su propia medicina, que recetó con extensa crueldad.

Hasta que Kruschov –el hombre del zapatazo en la ONU y de la crisis de los misiles en Cuba– suavizó un tanto las terribles penas de las purgas estalinistas. Pero el KGB, con miles de agentes por todas partes, seguía controlando hasta a los miembros más conspicuos del partido. Tanto fue el poder del KGB que, al final, consiguió que en las primaveras del 1982 y el 1983, Yuri Andropov lograse respectivamente la jefatura de la Seguridad del Estado y la presidencia de la URSS. Las dos partes se habían unido. Pero por poco tiempo.

Y llegó el golpe de Estado de agosto del 1991 (el KGB estaba detrás), que se llevó por delante al reformador Gorbachov, y que involuntariamente llevó a la presidencia al demócrata Yeltsin. Pero el KGB, tenaz, logró colocar otra vez en la presidencia de Rusia a su exjefe, Vladímir Putin, quien astutamente se apoyó en ‘sus’ empresarios para hacer un capitalismo a su medida. Los empresarios eran del KGB, y sus agentes estaban en todos los centros de poder económico, para volver a "la Gran Rusia" perdida tras la disolución de la URSS. Ahora, Rusia quiere recuperar lo perdido, y debilitar a la OTAN y a la Unión Europea, y hasta a Estados Unidos, mediante un Trump aislacionista, y polarizador en su país.

(Puede consultar aquí todos los artículos escritos por José Luis Mateos en HERALDO)

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