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  • Pilar Clau

Creerse especial

Creerse especial
Creerse especial
Pixabay

Dice mi hermana que no hay mayor fortuna que ser normal. "Qué suerte tenemos de ser normales. Ser especial es un problema", dice. Confieso que yo no estaba del todo de acuerdo con esa apreciación: a veces puede ser una ventaja -pensaba-, además, todos somos especiales, cada cual en algo diferente. 

Y aquí donde yo veía el desacuerdo hallo ahora la conformidad: quizá cada uno tengamos algo que nos distinga, pero todos, y, puesto que todos lo tenemos, nuestras singularidades no nos hacen especiales, sino normales.

Todos somos iguales. Si nos atribuimos un valor diferente al de otros, nos comparamos: somos mejores o somos peores que ellos, somos más o somos menos. Si nos juzgamos peores, ¡qué sufrimiento! Si nos sentimos superiores, ¡qué engreimiento! Querer ser especial es una condena. Considerarse superior es creer que los demás son inferiores, regocijarse en sus faltas para justificar la vanagloria, menospreciarlos, y quien menosprecia a los demás se menosprecia a sí mismo. El deseo de ser especial perturba la paz porque implica falta de confianza en todo el mundo.

Creerse especial es hacer de uno mismo un ídolo, abrigar ilusiones que se enfrentan a las ilusiones de otro. Creerse especial es un sueño insolente que cierra los ojos a la belleza de alrededor. Lejos de dar poder, lo quita, es un sesgo y una fuente de vulnerabilidad y de inestabilidad, porque se asienta sobre los cimientos de la mentira. Cuando nos consideramos especiales nos sentimos separados de los demás, atacados por los demás. Si nos creemos especiales no somos libres.

Sentirse normal es mirar a los demás como a uno mismo, es apreciarlos, honrarlos y respetarlos como a uno mismo, y es el fundamento del amor propio, de la felicidad y de la paz. ¡Qué razón tiene mi hermana! Qué suerte tenemos de ser normales. Quizá tengamos algo que nos distinga: si lo que nos distingue es una ventaja, habrá que ponerla al servicio de todos, y si es una desventaja, confiemos en la ayuda de los otros. Las singularidades sólo tienen sentido si son principio de concordia y de unión, no de separación. 

Pilar Clau es escritora

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