Opinión
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¡Felicidades, Matías!

"Por San Matías, se igualan las noches y los días"
"Por San Matías, se igualan las noches y los días"
Pixabay

Espero a mi compañía –costumbre ya consolidada– a la puerta de la iglesia. Lo que me permite entablar diálogo con una vecina de viudedad reciente, a la que me acerco con cariño. 

Sella el intercambio de palabras con un contundente: "Disfrutad ahora, mientras podáis estar juntos, que todo pasa muy rápido". Reconozco que mantiene su duelo a flor de piel, pero la advertencia tiene vocación de aldabonazo. Que pellizca.

Es verdad que la sentencia, sostenida sobre la veteranía, no tiene perfiles de lección magistral. Se expone desde la mejor universidad, que es la experiencia que brinda el paso de los años. Hace ya tiempo que descubrí cómo se cumple el adagio, al ver escaparse a mis criaturas, envueltas en sus ideas y proyectos, con su forma de ser y su personalidad, y el derecho de acertar y equivocarse. Con la garantía de saber que cuando lo precisen, hasta que Dios quiera, van a encontrarnos a su lado.

En realidad, más que advertencias de futuro, lo que me sugiere la reflexión es reconocer y darme cuenta de aquello que de verdad resulta importante. Que es el razonamiento por el que se conduce nuestra vecina cercana, consciente del valor de lo que ya no podrá recuperar.

El discurrir de los años contribuye a despejarnos de banalidades, a aliviarnos de sobrecargas superfluas. Lo que ayuda a apreciar lo que vale la pena, al tiempo que, de paso, se reubica la intrascendencia; en demasiadas ocasiones revaluada.

Recursos para ello, además del baúl de la experiencia, brinda la sabiduría popular, recogida, sin ir más lejos, en un completo refranero. Que engalana el sentido común con un surtido de reflexiones y conocimientos. La siembra abunda. Aunque de entre ese completo refugio de veteranía, me gusta rescatar, por emotivo, aquel al que mi madre recurría en el mes de febrero para completar mi felicitación, y en el que me acomodo ante cualquier leve sugerencia: "Por San Matías, se igualan las noches y los días". Vigente hasta el traslado de la festividad del último apóstol al actual mes de mayo. Y como hoy resulta oportuno, ¡felicidades, Matías!

(Puede consultar aquí todos los artículos escritos por Miguel Gay en HERALDO)

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