A mí me encanta el periodismo" es la frase más amenazante que un político le puede decir a un periodista. Significa una posterior vocación intrusiva en lo publicado sobre él, su partido o gestión.

Una actitud que no llega solo de los políticos, sino que se extiende a todo el mundo por ese complicado desafío moral de entender que una información distante con los intereses o creencias de uno es positiva, soportable y sobre todo necesaria. Una noticia, por norma, siempre va a ser algo incómodo para alguien: la parte que vota al partido investigado; el asesino de un crimen; la afición del club derrotado… Y esa parte tiene una reacción bastante rápida para criticar al periodista o al medio en cuestión, que históricamente se ha movido siempre en ese tira y afloja. Así pues, los desafíos del periodismo actual no son enfrentarse a las críticas, inherentes a ese poso humano y a ser un oficio público, sino a entender sus debates contemporáneos y, lo que es aún más importante, quién los genera.

La carta de Pedro Sánchez poniendo sobre la mesa la actividad de aparatos mediáticos entregados a las medias verdades, bulos y sensacionalismo; y la reacción a la citada misiva por parte de sus contrincantes políticos haciendo una defensa cerrada del periodismo, tienen un peligro nada desdeñable: que los políticos se dediquen a liderar y exponer el debate sobre qué y cómo debe ser el oficio del periodista y de las empresas de comunicación. Tan torpe será entrar en ese juego, como no asumir que la irrupción del mercado digital y las redes sociales han generado distorsiones periodísticas que la profesión debe pensar para evitar una cerrada defensa corporativa del oficio, opción que a medio y largo plazo suele destrozar la imagen de los rectos y beneficiar a los corruptores que se apuntan al club.

Periodistas, medios y ciudadanos tenemos la tarea de defender el buen hacer de un oficio que debe entender siempre la crítica pero que también necesita de lectores y oyentes ecuánimes que busquen la verdad separada de la opinión, y que ello nos enriquezca.

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