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Por
  • Jaime Armengol

Todos estamos hartos

Papeletas para las elecciones autonómicas catalanas.
Papeletas para las elecciones autonómicas catalanas.
Eric renom / AP

El resultado electoral del 12-M muestra el cansancio de la sociedad catalana con el ‘procés’. 

El electorado independentista está harto y desmovilizado. No acudió ayer a las urnas, y cabe inferir incluso que una buena parte de ellos enviaran su voto a los socialistas de Pedro Sánchez.

La victoria incontestable del PSC y la prodigiosa recuperación del PP dejan al soberanismo muy tocado, sin mayoría parlamentaria y sin capacidad de mantener el Govern. En Cataluña existía un aroma de cambio y los resultados de anoche constatan que la ruptura ha comenzado.

Por lo escuchado en las primeras reacciones, el ganador de las elecciones, Salvador Illa, se inclina por la reedición de un tripartito apoyado por ERC y por los Comunes. El voto por correo será decisivo para consolidar los 68 diputados que necesita el líder socialista para garantizar un gobierno estable. La alternativa sería la repetición electoral, porque la ensoñación de Junts apoyando al PSC es ridícula. Aquí no hay transversalidad que valga…

Los españoles ya podíamos intuir que el independentismo había fracasado, ahora lo saben también los líderes de Junts y de Esquerra. Se impone un relevo de las élites de ambos partidos. Aragonés también tiene que irse a casa. A él no le salva ni la gestión. Noche triste para un partido que volverá a refundarse y que ya sabe lo que es secundar a un president socialista. Incomodísima situación la del dirigente de ERC, que ayer dijo que de momento se queda en la oposición.

Y qué decir de Puigdemont, que anoche ya lanzaba cantos de sirena a ERC para presidir un gobierno en minoría. El prófugo no va a venir a ocupar el banco de la oposición, aunque guardará la ropa hasta que se active la Ley de Amnistía hecha a su medida. Una ley, por cierto, que no ha castigado al partido que la ha promovido, el PSC, y que permitió ayer a los socialistas asegurar que su plan para desinflamar la política catalana ha sido refrendado por el electorado.

Otro síntoma de que el ‘procés’ es ya historia viene dado por la desaparición de Ciudadanos. El partido que ganó las elecciones en 2017 con más de un millón de votos ha perdido toda la representación solo siete años después. Justo el tiempo empleado por el PP para acercarse a sus mejores datos en Cataluña, sin menoscabo de Vox, que resiste con 11 diputados y con competencia inesperada en la extrema derecha…

Y con esta pérdida de mayoría absoluta de partidos independentistas se abre una nueva etapa también para la gobernabilidad en España. Si el ‘procés’ es ya historia, debería serlo también el secuestro de la política nacional en manos de unos líderes catalanes que desde ayer además de muy confundidos estarán realmente preocupados.

En Ferraz tenían motivos para la alegría ayer. También en Génova. Pero si de extraer conclusiones se trata, el verdadero plebiscito será en junio con las europeas. Si los catalanes estaban hartos del independentismo, los españoles lo están de que su política nacional permanezca secuestrada por pactos endiablados, desde ayer más difíciles y quizás imposibles de mantener en el tiempo.

Jaime Armengol es periodista

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