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Director de HERALDO DE ARAGÓN

Cataluña, votos y renuncias

Cataluña, votos y renuncias
Cataluña, votos y renuncias
Krisis'24

Poco o apenas nada aclararán los resultados electorales de esta noche el devenir de Cataluña. El ovillo se muestra tan enredado que tirar de cualquier extremo solo garantiza un nuevo nudo. 

Las opciones, salvo la sorpresa inimaginable de una mayoría absoluta (descartada por las encuestas), incluyen desde la repetición electoral hasta un adelanto de los comicios nacionales, sin descartar una crisis de gobierno o una renuncia a la presidencia de la Generalitat del candidato de la lista más votada. Los destinos del Ejecutivo catalán y del Gobierno de España se encuentran más unidos que nunca, dependientes y vinculados por culpa de los votos de ERC y Junts que sostienen al PSOE. Porque lo uno arrastrará a lo otro, quizá la única certeza sea que Pedro Sánchez se verá obligado a tomar nuevas decisiones para garantizar su continuidad en la Moncloa. Su condición imprevisible permite que se despliegue un abanico de posibilidades que trascenderá a un parlamento autonómico fragmentado.

La gobernabilidad de la Generalitat y del Gobierno de España se verán afectadas por igual tras los resultados de las elecciones catalanas

Con todas las alternativas abiertas, los catalanes votan sabiendo que un gobierno de coalición del PSC con ERC y los comunes, que el actual ‘president’ Pere Aragonès ha dejado entrever que exigiría liderar, generará una rápida reacción de Junts. Por su parte, una mayoría independentista con Carles Puigdemont a la cabeza haría que Cataluña retrocediera hasta los años del desafío secesionista, desarbolando, incluso, buena parte del argumentario del PSOE cimentado en la entrega anticipada al independentismo de la amnistía a cambio de una supuesta recuperación de la convivencia. Esta última posibilidad, con Puigdemont convertido en un ‘president’ regresado del extranjero sin haber rendido cuentas ante la Justicia, otorga la medida exacta de lo mucho que se juega Cataluña y de las múltiples consecuencias que pueden alcanzar a la política nacional.

Impregnados por una fuerte carga de populismo y polarización, estos comicios han puesto de manifiesto la existencia de un doble debate electoral. Por un lado, el registrado en Cataluña, donde conscientemente se ha relegado un asunto tan nuclear como es la aplicación de la ley de amnistía y, por otro, el vivido en el resto de España. PSOE y PP, desde motivaciones bien distintas, han diseñado una contienda asumiendo que resultaba más rentable reducir la campaña al ámbito de los problemas cotidianos antes que abordar el imprescindible análisis sobre la estabilidad institucional de Cataluña. Quebrada de antemano la unidad de los partidos constitucionalistas, el PP ha terminado por confirmar su miedo ante unos resultados que no se distancien lo suficiente de Vox. De este modo, ha entrado en una absurda competencia de mensajes. Si el PSOE se saltó el requisito previo de la complicidad obligada con el PP para abordar el problema catalán, Alberto Núñez Feijóo, el líder más autonomista que ha tenido Génova, no parece que logrará ser pieza clave en Cataluña.

Con un sinfín de escenarios abiertos, la principal certeza es que los pactos políticos, quizá con nuevas renuncias, serán una necesidad

En el atropellado calendario electoral de este año, los partidos asumían que las catalanas eran la cita con mayúsculas, el momento a partir del cual PSOE y PP definirán su discurrir político de los próximos meses. Justo en la antesala de las europeas y tras una campaña reducida en mensajes al haber sido opacada por la insólita actuación de Sánchez, queda la sensación de que conscientemente se ha evitado todo eco nacional mientras se ha rebajado un debate que no es solo catalán. 

(Puede consultar aquí todos los artículos escritos por Mikel Iturbe en HERALDO)

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