Nadia Ghulam y el camino de la paz

Asistí a una charla de la activista afgana Nadia Ghulam, que lleva más de 15 años viviendo en España. A los 8 años una bomba destruyó parte de su vida y de su familia, pero después de varias operaciones quirúrgicas sigue luchando por su pueblo y de su boca brota la palabra paz. 

Parece que con otras guerras el tema de los talibanes ha quedado un tanto relegado. Sin embargo, Nadia, que hoy ejerce como educadora social, tiene esperanza en la educación para construir la paz. Nos dio una lección al afirmar que los 50 años de guerra en su país no han servido para nada. La gente se ha acostumbrado a una vida atormentada y la violencia se ha triplicado, concretamente en lo que a las mujeres se refiere. Ellas son las víctimas, tanto en casa como fuera de ella, empeorándose la situación si los maridos o hermanos no trabajan. Cuando lo pienso, me viene a la cabeza esa narración del papel de la mujer como objeto y sin poder salir a la calle ni tener acceso a ningún tipo de estudios. Cuando salen de casa para hacer la compra, deben ir acompañadas de sus consortes, ya que, en ocasiones, el grupo talibán se las lleva en un coche por el simple hecho de estar fuera del hogar. Lo que nos quedó bien claro es que, según esta activista, sólo hay un camino. Tal vez, el que ella ha iniciado y que tiene el nombre de ‘Puentes por la Paz’, asociación que ha fundado y cuyo desvelo es trabajar para desterrar la guerra y cambiar la sociedad hacia un mundo mejor y más igualitario. Al mismo tiempo, pide a las personas que leen sus libros y que asisten a sus conferencias que contribuyan con pequeñas acciones para apagar ese fuego que hay en la tierra.

Gema Abad Ballarín. REUS (TARRAGONA)

Plazas de medicina de Familia

El enésimo titular negativo hacia la medicina de Familia: "Una nueva promoción de mir llega a los hospitales con plazas desiertas de medicina de Familia". ¿Para cuándo un titular como: más de 2.200 de la nueva promoción han decidido ser médicos de Familia, más de una cuarta parte de la oferta MIR. Y eso con la escasa representación que tiene la medicina de Familia en la docencia de grado. Lo que no se conoce, no se ama. Pero esos 2.200 médicos están ilusionados con ser médicos de Familia, a pesar de los medios empeñados en dar una visión negativa de la especialidad contribuyendo a su desprestigio, y a pesar de las promesas incumplidas sobre reformas y mejoras laborales. Si solo saben hablar de plazas desiertas, ya lo han dicho hasta la saciedad, déjenlo estar, dejen a los futuros especialistas disfrutar de su elección y hablen de otras cosas. Por ejemplo, la unidad docente del Sector I obtuvo el Premio Nacional de Docencia en 2023. Por ejemplo, el valor de la medicina rural, medicina en estado puro. Si se ofertaran 2.200 plazas de cualquiera de las 3 primeras especialidades preferidas en los mir, ¿saben cuántas se quedarían desiertas? Les aseguro que muchas. Y, por cierto, la nueva promoción mir llega a los hospitales... y también a los centros de salud.

Rosa Magallón profesora de Medicina de Familia. UTEBO (ZARAGOZA)

La ‘rejura’ de bandera

Encabezo a propósito estas líneas con ese horrible vocablo, para denunciar la deriva terminológica con la que una parte de la opinión pública se ha venido refiriendo a esta simbólica y emotiva ceremonia castrense. No obstante, doy por aceptado el término ‘Jura de Bandera’ porque la opinión pública lo ha aceptado plenamente, e incluso los militares lo usamos. HERALDO tituló acertadamente en su primera página que "El Rey renueva su juramento a la bandera en una emotiva celebración", frase a la que considero se deben hacer algunas precisiones gramaticales. Si consultamos el Diccionario, el verbo ‘renovar’ significa "hacer como de nuevo algo", con sus sinónimos de ‘restaurar’, ‘remover’, ‘rehabilitar’. No es este el espíritu que nos impregna a los españoles, o españolas, que participamos en esta emotiva ceremonia, que yo celebré hace unos 25 años en ese mismo patio de la Academia General Militar con la XIX Promoción. El juramento que prestamos no necesita ser restaurado ni rehabilitado, pues continúa inamovible en nuestros corazones. Busquemos pues otro infinitivo que se adapte mejor a lo que buscamos. Tenemos el verbo ‘refrendar’, que en una de sus acepciones define la RAE como «corroborar algo afirmándolo», con sus sinónimos de ‘confirmar’, ‘ratificar’. Definición que describe perfectamente nuestros sentimientos cuando volvemos a besar los pliegues de nuestra Bandera. Otra observación se refiere a la frase "su juramento a la bandera…", expresión que debe ser mejorada, puesto que no se comprende bien el significado de jurar ‘a’ la Bandera. Para resolver la aporía, vayamos al art. 7 de la Ley 39/2007 en el cual figura la fórmula reglamentaria. En él se dice que se hará "el juramento o promesa ante la Bandera…". Esa palabra, ‘ante’, significa que la Bandera se convierte en el principal testigo de nuestro juramento. La fórmula respeta el texto de 1999, habiéndose suprimido únicamente las palabras ‘por Dios’ que antes figuraban al inicio de la fórmula: "¡Soldados! ¿Juráis por Dios…?". Por lo tanto, la descripción correcta del acto debería ser: "El Rey refrenda su juramento ante la Bandera".

Alfredo Ezquerro Solana. ZARAGOZA

En el Casco Histórico

Es una pena que el centro de Zaragoza, como es el Casco Histórico, donde se debería cuidar y preservar, sea un gueto sin control y sin que ningún político, y menos la alcaldesa, se decida a solucionar los problemas. Se le informa de todo lo referente a este gueto y ni siquiera contesta. Es una pena que parte de nuestros impuestos vayan a personas sin capacidad de solución. Le hemos invitado a que pase por esta zona pero por lo que se ve tiene más miedo que vergüenza. Esta es la clase de alcaldes que tenemos. Y le dan la medalla a otro que lo que hizo fue más para perjuicio que beneficio.

Roberto Lagunas Pisón. ZARAGOZA

Cita médica: dieciséis días

Pedí cita para mi médica de Familia, de la que no tengo queja. Mi desagradable sorpresa es que me la han dado para dentro de 16 días. Podemos pensar que los políticos y administradores están superados. También, que todo se debe a la ineptitud de los actuales gestores y de quienes los precedieron. Y también podemos aventurar que es lo contrario, que han sido terriblemente eficaces deteriorando los sistemas públicos del Estado de bienestar hasta límites insoportables.

Joaquín Fernández Cacho ZARAGOZA

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