El Zaragoza: una superstición

Un flan servido con nata montada y un poco de confitura de fresa.
Un flan servido con nata montada y un poco de confitura de fresa.
V. C.

La temporada 1991-1992 fue la del inicio de una de las grandes épocas doradas del Zaragoza que culminaría con la obtención de la Recopa de Europa el 10 de mayo de 1995 en el Parque de los Príncipes de París. Nos entrenaba Víctor Fernández, que había tomado el mando del equipo la temporada anterior relevando al uruguayo Ildo Maneiro y ganando la promoción frente al Murcia.

En esa temporada 91-92, Víctor Fernández y el médico del club, Jesús Villanueva, acostumbraban a tomar en las concentraciones, como postre de las comidas, una laminería muy común en los menús tradicionales: flan con nata. El directivo Eduardo Gil andaba por entonces algo enfurruñado con Víctor por algún rifirrafe sin importancia y decidió acabar con aquella costumbre, así que ordenó al secretario general Paco Checa que enviara una carta al entrenador indicándole que en lo sucesivo debería poner fin a ese privilegio y que habría de tomar el ‘menú deportivo’ íntegro que comía el resto del equipo, postre incluido.

El Zaragoza jugaba ese fin de semana en Albacete. Al ver el menú preparado para el equipo, el doctor Villanueva observó que había fruta de postre. Se acercó al presidente Zalba y le dijo: "Hoy perdemos, presidente". "¿Y eso?", le preguntó Zalba. "Pues porque Eduardo Gil nos ha quitado el flan con nata y es lo que nos daba suerte. Sin el flan con nata, no hay nada que hacer". Zalba, que era extremadamente supersticioso (en los partidos llevaba siempre la misma chaqueta y la misma corbata porque le daban suerte), desautorizó a su directivo y les pidió que siguieran con su costumbre. Pero ese día en el hotel había flan, aunque no nata. Así que Zalba ordenó al gerente, Enrique Orizaola, que recorriera Albacete en busca de nata. La cara de Orizaola al escuchar el disparatado encargo de su presidente debió de ser todo un poema. "Llegar a gerente del Zaragoza para acabar comprando nata en Albacete", se repetiría incrédulo. Pero el buen hombre, obediente y leal, se lanzó a la calle en busca de la preciada sustancia. Al final la encontró, y Víctor Fernández y Jesús Villanueva pudieron tomarse su dichoso flan con nata. El Zaragoza empató a uno aquel día con gol de Higuera (un buen resultado, pues el Albacete hizo ese año una gran campaña y terminó séptimo) y a partir de entonces y durante todos los años de éxitos de Víctor al frente del Zaragoza el flan con nata cerró siempre sus comidas y las del doctor Villanueva. Desde luego, mientras Zalba fue presidente no se levantaban de la mesa sin haber tomado su flan a modo de amuleto. Aquella temporada 91-92 el Zaragoza fue sexto y comenzó a forjarse el gran equipo que llegaría a ganar la Recopa de Europa.

Será una mera anécdota o una superstición sin fundamento, pero el popular postre del flan con nata estuvo acompañando algunos de los mejores años de la historia del Real Zaragoza, los que condujeron a la victoria del Parque de los Príncipes en 1995

Ahora ha vuelto Víctor y, como no estamos sobrados de puntos, sino todo lo contrario, cualquier ayuda será buena. Así que ya tengo noticias de que a Víctor no le va a faltar nunca después de las comidas su flan con nata. Y si preciso fuera, aunque rezo para que no, me ofrezco para ir a buscar la nata los domingos en caso de que falte. Que mal no hará. Todo por el Zaragoza y para el Zaragoza. Y porque la vida son cuatro ratos y de algo hay que reírse.

(Puede consultar aquí todos los artículos escritos por José Luis Melero en HERALDO)

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