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Cartas al director de HERALDO: La novela póstuma de Ramiro Pinilla

El escritor Ramiro Pinilla
El escritor Ramiro Pinilla
EFE

La novela póstuma de Ramiro Pinilla

El hombre de la guerra’ es la obra póstuma de Ramiro Pinilla, gran escritor vasco descubierto en los años sesenta, que mantuvo el éxito hasta entrados los dos mil. Obtuvo muchos premios, Premios Euskadi, Premio de la Crítica, premios nacionales de Narrativa, Premio Nadal, finalista del Planeta... 

Esta obra fue descubierta por sus hijos en el desván de su casa, estaba empaquetada y olvidada. Fue escrita a primeros de los años setenta pero decidió postergar su publicación. El protagonista, Urko Pinaga, fue un ‘niño de la guerra’ (al igual que Ramiro Pinilla), de aquellos que fueron acogidos y educados en Inglaterra. Vuelve a Guecho por una carta desesperada de su tía Flora, la cual muere antes de que llegue. Urko tendrá que enfrentarse a su pasado, a su tierra, a su familia y a los secretos que provocaron nuestra guerra civil. No es una novela de misterio perfecta, algunos personajes están desdibujados, hay momentos en los que los diálogos chirrían, pero la intriga está muy bien concebida y yo me he puesto nervioso ante su desenlace. Tiene aroma, un aroma a nuestros abuelos que hicieron la guerra, a nuestros padres que vivieron la posguerra, a esas casas del norte con las escaleras de madera, con los suelos de madera, con esas habitaciones cuya nostalgia nos lleva a nuestra infancia. Era el norte la tierra de mis abuelos, de mis tíos abuelos, del bacalao con tomate y el arroz con leche... Ya nada es igual, ahora es el mercadeo. No sé si aún existe la tierra de Ramiro Pinilla, pero nos da a leer esos secretos que tienen las familias de entonces, donde el misterio era simplemente que había habido una guerra civil. Merece la pena conocer el secreto de la familia Pinaga.

José Vicente Domeque Goya. ZARAGOZA

La marcha de la economía española

El 30 de enero, el Instituto Nacional de Estadística (INE) facilitó el dato provisional de que nuestra economía (medida por el producto interior bruto real o a precios constantes) creció un 2,5% el año pasado en relación al precedente. Este registro destaca frente al logrado por la eurozona (0,5%), ya que lo quintuplica, aunque queda muy por debajo de su correlativo del ejercicio 2022 (5,8%). De esta mayor producción de bienes y servicios, casi el 40% tuvo como destino el consumo privado nacional, que se comportó de manera razonablemente positiva gracias, entre otros motivos, al aumento del empleo y al alza de los salarios. El consumo tuvo como principal factor ralentizador la inflación. Nuestro país terminó el año pasado con una subida del IPC del 3,6% (promedio de los registros mensuales). Fijando la atención en los datos de diciembre, tenemos que la variación interanual de los precios fue del 3,1% en tanto que la eurozona marcó un 2,9% y, desgraciadamente, parece que este negativo diferencial tiende a agrandarse. Hay que recalcar que, actualmente, el problema de la inflación ya tiene sus causas fundamentales en los efectos de segunda ronda, es decir, en una especie de retroalimentación (la subida de precios redunda en una mayor presión de los salarios y márgenes empresariales lo que, a su vez, conlleva un alza de precios y así reiteradamente). Por otro lado, en 2023 el mercado laboral tuvo un excepcional desempeño que se saldó con la creación de casi 725.000 empleos a tiempo completo, según la EPA del 4º trimestre. Esto es algo más del doble que el año precedente, siendo que el aumento del PIB siguió, como se ha apuntado arriba, un camino contrario. La consecuencia lógica ha sido que la productividad cayó en torno al 0,7% (promedio de los registros trimestrales). El resumen de estos pocos datos es que la economía española presenta ‘luces’ (PIB y empleo) y ‘sombras’ (inflación y productividad) que, a mi juicio, hacen exagerada la afirmación de que "va como una moto" realizada en diversas ocasiones por el presidente del Gobierno.

Enrique López Felipe. ZARAGOZA

Función pública de la DGA, un barco a la deriva

El 1 de febrero ocurrió en el Gobierno de Aragón algo tan insólito como irracional: un macroconcurso de todas las categorías, grupos y escalas. Un concurso es el procedimiento por el cual el personal funcionario de carrera (fijo) puede pedir diferentes destinos para cambiarse a ellos de una forma voluntaria. El resultado es que la función pública de la DGA está sumida en un caos. Que la gente ande chocándose por los pasillos buscando ‘su sitio’ fue gestado por el anterior Gobierno y culminado por el actual con el beneplácito de los tres sindicatos tradicionales de la DGA. No es buen negocio hacer que muchísimas personas cambien de trabajo de golpe. Hay servicios donde han cambiado todos los jefes se sección, y los nuevos no saben nada ni tienen la formación adecuada. Lo mismo sucede con los puestos más bajos de la administración autonómica, agravado además porque puede ser que no haya nadie que les pueda enseñar. Esto supone no solo un disparate organizativo, sino una pérdida de calidad de los servicios al ciudadano. Y todo, agudizado por los despidos de personal interino, algunos con muchos años de servicio, que se van a la calle sin indemnización. Este tipo de concursos se tienen que hacer de forma periódica y programada. Todo esto, unido a una caótica gestión de las bolsas de personal laboral y listas de personal funcionario interino. Hacer que funcione como un reloj no tiene más misterio que cumplir lo que dice la ley, ya que ni eso se cumple. Nuevos retos acechan a una función pública actualmente desmontada, con el director general dimitido, el director del IAAP cesado y jefes de servicio nuevos. Estos retos son las obligaciones impuestas desde Europa en gestión de personal. Esperemos que Función Pública llegue algún día a buen puerto.

Juan Manuel Marín Orgaz. ZARAGOZA

Un mundo de mascotas

Con los índices de natalidad en mínimos históricos, el número de mascotas en los hogares de nuestro país, sobre todo perros, supera con creces el de niños menores de 14 años. Algo tiene que ver en ello el que este animal sea considerado el mejor amigo del hombre, así como un ejemplo de lealtad. Además, está demostrado que un perro siempre va a estar a tu lado, no hay miedo de que pueda irse en determinados momentos con otra persona que le pueda dar cariño, pues acabará dándose la vuelta para regresar a ti, su verdadera familia. Hoy día, cuando hallar trabajo cada vez resulta más difícil y los sueldos suelen ser precarios, la gente suele anteponer la comodidad y la economía a todo lo demás y nos dirigimos hacia un mundo repleto de mascotas, sí, pero sin hijos. Lamentablemente.

Miguel Sánchez Trasobares. ZARAGOZA

Las cartas al director no deben exceder de 20 líneas (1.500 caracteres) y han de incluir la identificación completa del autor (nombre, apellidos, DNI, dirección y teléfono). HERALDO se reserva el derecho de extractarlas y publicarlas debidamente firmadas. 

cartas@heraldo.es

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