Opinión
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Por
  • Pilar Clau

La bondad

La bondad
La bondad
Pixabay

Imagínense que les invitan a compartir un fin de semana con veinte personas a las que no conocen. No saben nada de ellas, no conocen su edad ni su procedencia ni saben a qué dedican su vida. Nada de nada. ¿Irían?

Perdón. Una cosa sí saben, sólo una: son buenas personas. Están llenas de buenas intenciones y de deseos de mejorar. Son lámparas que procuran alumbrar sus vidas y la luz que irradian baña de resplandor a quienes están a su alrededor. ¿Irían?

Yo tuve la suerte de asistir un fin de semana de estos a un encuentro de tales características. ¡Qué experiencia tan mágica! Toda vez que recuerdo a esas personas, esas horas, y son muchas las veces, me lleno del oxígeno más puro, de la vida más pura. ¡Qué paz! En todo ese tiempo no escuché ni un juicio ni una queja, no vi ni una seña de soberbia ni de desdén. Fui testigo, sin embargo, de sus deseos de comprender y de actuar en favor de los demás, de su propósito de disfrutar y de reír.

Ahora que me había convencido de que hacer del mundo un lugar mejor es cosa imposible porque las malas personas siempre lo impedirán, saber que se pueden crear paraísos de bondad donde una puede ir a reponerse me conforta y me llena de esperanza. Quizá la bondad no sea imprescindible para vivir, pero sí lo es para sobrevivir, porque infunde pasión por seguir viviendo.

En la bondad habitan la valentía y la sabiduría. Para ser bondadosos, para ayudar a que los demás sean felices, son necesarias la sensibilidad y la inteligencia. Es la sabiduría la que proporciona la voluntad de actuar para el bien de todos. Las personas con las que me reuní el fin de semana no sólo eran buenas, eran también sabias.

Sólo dos días después (la verdad aterriza a la vez en varias pistas para asegurar su llegada) el escritor y profesor Emilio del Río reivindicaba la bondad en la presentación de su libro ‘Pequeña historia de la mitología clásica’ en Zaragoza. Se refirió así a su presentadora, Irene Vallejo: "Irene es el ejemplo de que la bondad tiene premio". ¡Qué mejor embajadora de la bondad! Ojalá la bondad llegue a ocupar el lugar que hoy tiene la riqueza. ¡Por la bondad!

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