La vida Suzuki
Shinichi Suzuki, japonés nacido en 1898, da nombre a un método de aprendizaje musical caracterizado por la participación de los padres en la educación musical de sus hijos.
Según la web del método Suzuki, los progenitores «asisten a las clases con el niño y sirven como ‘profesores de casa’ durante la semana», convirtiéndose en uno de los tres motores del triángulo Suzuki. Si algún día acuden a un cumpleaños infantil y flaquea la conversación entre los adultos, no tienen más que mencionar estas dos palabras: método Suzuki. Ni el derbi Real Madrid-Barcelona suscita emociones tan enconadas. Método Suzuki: entre la adoración y el aborrecimiento. Este podría ser un buen título para un artículo en una revista de educación… o para la vida moderna misma.
Nuestra vida se ha convertido, en realidad, en una vida Suzuki. Se tengan hijos o no, cada vez dedicamos más tiempo a implementar tareas y funciones que antaño no nos correspondían y para las cuales no contamos con la formación adecuada. Esto es, y prescindiendo de eufemismos, pasamos la vida yendo de marrón en marrón y tiro porque me toca. A modo de ejemplo, aquí van unos consejos pre-navideños para quienes tengan que adentrarse en la jungla de las empresas de mensajería: afinen sus competencias digitales, engrasen su impresora, visionen múltiples vídeos sobre indescifrables trámites aduaneros y arrastren su envío hasta la mercería del barrio reconvertida en punto de recogida. Esta es la vida Suzuki y, para afrontarla, hay que ser más valiente que un samurái.