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Cartas al director de HERALDO: Saber estar en el teatro

Saber estar en el teatro
Saber estar en el teatro
Pixabay

Saber estar en el teatro

Cuando disfrutamos de un concierto o asistimos al partido de nuestro equipo favorito, nos gusta expresar nuestra alegría y ganas de saltar, bailar, cantar, etc. Sin embargo, asistir a una representación teatral debe ser completamente diferente. Más aún si se trata de un monólogo, donde el artista está concentrado en su papel y en hacer llegar al corazón de los espectadores la situación que está representando. 

Me parece increíble que, a estas alturas, primero se llegue tarde, y ahí expongo que quizá hay una situación que ha obligado a ello. De hecho, si esto ocurre, primero debería colocarse en su asiento lo más rápido posible y por supuesto con el mínimo de ruido para no molestar a los demás. Detallando que es posible que el ruido generado pueda desconcentrar al artista, que está metido en su papel, sobre todo si está solo en el escenario interpretando un monólogo espectacular. ¡Qué decir de los móviles, algo que todos sabemos desde tiempo atrás! ¡Por favor!, no uno ni dos, sino más de tres móviles sonaron cerca de mí en una de mis visitas al teatro. Descontado queda el ruido de papelitos de caramelos o qué sé yo lo que se estaba comiendo. Parecía que estábamos en el cine. El teatro es arte, concentración y magia. A quien no le guste, que no asista, y si lo hace, que su comportamiento sea excepcional. Estoy segura de que muchos niños tendrían un saber estar digno de mostrar a cierto público molesto. No podemos evitar las toses. El calor generado y el mismo deseo de permanecer en silencio incentiva la tos, el carraspeo, pero una botellita de agua en el bolso se abre sin ruido y se bebe en silencio. En fin, espero que la gente se conciencie de lo que es y significa el teatro. Un tú a tú que nos transporta a soñar e imaginar situaciones que su autor quiere mostrar.

Josefina Palos Bernad. ZARAGOZA

Paz a Jerusalén

"El problema palestino-israelí no es religioso sino político y de tierra", decía una palestina, delegada de Cáritas allí, en una visita a Zaragoza; "y de agua", bien cada vez más escaso, se podría añadir. Se odian, odio que han mamado y ninguna parte ni siquiera sigue la ley del talión: ojo por ojo. Ojo por el cuerpo entero es la nueva ley. Se forma una espiral inacabable de violencia, de acción-reacción, convirtiéndose en un problema irresoluble, de responsabilidad compartida. La posible solución pasaría por pedir perdón y perdonar, por poner la otra mejilla, por orar y amar al enemigo, en fin, por seguir la moral evangélica. Se me dirá: ¿y la legítima defensa? Sí, pero de forma proporcionada. ¿Y cómo se determina la proporción? Creo que es preferible incluso exilarse, a pesar de haber costado tanto tener un lugar allí, que morir en esa dichosa tierra. Por eso es necesario que los cristianos sigan en Tierra Santa, como luz que brilla en las tinieblas, a pesar del proceso planificado de obligarles a marchar. Llegará, no sabemos cómo, un feliz día cuando se volverá a vivir sin sobresaltos. Mientras tanto vivirán con miedo permanente. ‘Shalom’, ‘salam’, Jerusalén.

Javier Pueyo Usón. ZARAGOZA

Besos y traiciones

Si nos remontamos a 1839, encontraremos el famoso Abrazo de Vergara entre los generales Espartero y Maroto, que puso fin a la primera Guerra Carlista, pero no acabó con los disturbios de los tradicionalistas, que provocaron dos nuevas guerras. Ya en 1979, el soviético Brézhnez propinó un grosero beso en la boca al comunista alemán Honecker en la conmemoración del 30º aniversario de la RDA. En 2016, Iglesias, líder de Podemos, sorprendió a su correligionario Doménech con un extravagante besuqueo, como premio a su discurso en la investidura de Sánchez, que dejó ojipláticos a los presentes. En 2017, el besucón Jean-Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea, sufrió una merecida ‘cobra’ del canciller austriaco, Sebastian Kurz, en su afectuoso intento de bienvenida. En 2019, Iglesias y Sánchez se fundieron en un apasionado abrazo tras firmar el preacuerdo de coalición, que eliminaba su miedo al insomnio. En 2023, Yolanda Díaz y Macarena Olona nos pasmaron con un desconcertante morreo en el Día del Orgullo. Y Sánchez dio la bienvenida a la dirigente venezolana Delcy Rodríguez con dos efusivos y bochornosos besos en la cumbre de la UE-Celac. También asistimos perplejos al ‘pico’ de Rubiales a Jenni Hermoso, tras ganar el Mundial de fútbol femenino, que adquirió rango político por la artera intromisión del ‘lobby’ feminista gubernamental. Y para finalizar, los reiterados y tiernos abrazos, ‘piquito’ incluido, de Yolanda Díaz y Pedro Sánchez en cualquier momento de sus numerosos encuentros oficiales. A través de la historia, un abrazo ha comunicado paz, pero también traición.

José Antonio Gayarre Gómez. ZARAGOZA

Contraste en Tierra Santa

Estoy leyendo la crónica del viaje a Jerusalén que hice hace once años. Voy siguiendo mi recorrido por los lugares santos y al mismo tiempo voy descubriendo el ambiente de una de las noches donde la fiesta es la tónica general: un conjunto tocando y cantando canciones sefardíes y un montón de gente tarareando esas melodías mientras otros bailan. Las calles están llenas de parejas acompañadas de niños, con la consiguiente algarabía. Los musulmanes celebran el Ramadán. La puerta de Damasco resulta infranqueable; se puede avanzar a duras penas. Durante la noche siguiente, comienzo del ‘shabbat’, puedo entrever una Jerusalén solemne por los grupos de judíos vestidos para la celebración. No deja de ser un escaparate de las distintas culturas. Sin embargo, más allá de esa crónica en la que reflejo las diferentes aportaciones que aquí se han mezclado, la actual escalada bélica entre Israel y Palestina me recuerda cada día lo lejos que está un posible acuerdo de paz. Las conversaciones intermitentes que se han hecho no han conseguido acercarse a resolver el conflicto, ya que hay una serie de cuestiones en las que ni los israelíes ni los palestinos están dispuestos a hacer concesiones. De esta generación de ambos pueblos depende decidir si estos miles de personas que están muriendo serán los últimos antes de volver a intentar negociar la paz.

Gema Abad Ballarín. REUS (TARRAGONA)

Paradojas de la vida

En años como el actual, en el que la cosecha de olivas va a ser precaria, en la ciudad de Zaragoza los cientos de olivos que existen en los parques y avenidas están llenos de olivas que nadie va a recoger. Al contrario, se llenará el suelo de ellas. Empieza a ocurrir en los existentes en la acera de los números pares de la avenida Cesáreo Alierta. Estoy seguro de que su recolección produciría un número de litros de aceite muy a tener en cuenta, dado el elevado precio del mismo.

José Miguel Sesma Villarig. ZARAGOZA

Las cartas al director no deben exceder de 20 líneas (1.500 caracteres) y han de incluir la identificación completa del autor (nombre, apellidos, DNI, dirección y teléfono). HERALDO se reserva el derecho de extractarlas y publicarlas debidamente firmadas.

cartas@heraldo.es

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