Opinión
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Por
  • M.ª Pilar Benítez Marco

Diego de Funes

Bandera de Aragón.
Bandera de Aragón.
Heraldo.es

Siempre, pero especialmente el 23 de abril, es un buen momento para evocar a personas que vivieron y sintieron Aragón. Por ejemplo, a Diego de Funes y López de Quintana, una de las personalidades más activas en la vida pública aragonesa en los años veinte del siglo pasado. 

Quizá algunos lo recuerden por el compromiso que tuvo con el deporte de su ciudad natal, ya que fue presidente de la Real Sociedad Atlética Stadium, uno de los equipos de fútbol que dio lugar al Real Zaragoza, y vicepresidente de este último club. Otros, tal vez, por su participación en la escena política, como concejal del Ayuntamiento de Zaragoza.

Sin embargo, parece que el polvo del olvido cubrió la moción que presentó en 1918, siendo regidor de dicho consistorio, para que se declarara obligatorio en las escuelas municipales de Zaragoza el estudio de un compendio de historia de Aragón y de léxico aragonés, que elaborarían Tomás Ximénez de Embún Val y Manuel Abizanda Broto. La propuesta, aprobada por el ayuntamiento, fue novedosa entonces por la temprana fecha en la que se planteó la enseñanza de la historia y la lengua aragonesa. Pero, más de cien años después, continúa siéndolo, pues todavía no es posible aprender aragonés en las escuelas zaragozanas. Diego de Funes iniciaba su proposición presentándose como un "sincero regionalista, en cuanto esto significa defensa de los intereses de la Región y amor a las tradiciones y fueros de ella". Recordar sus palabras hoy sigue siendo necesario.

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