Dividendos educativos
Perplejo está inquieto por el silencioso e inexorable proceso de privatización de la atención a la diversidad en educación que estamos experimentando. Aragón no escapa a esta dinámica: parte de los servicios que antes se nutrían de fondo estables, ahora se financian con fondos europeos.
¿Y el día en que se acaben? ¿Volverá ese montante a los cupos con que cada año se financian los colegios e institutos públicos? Perplejo lo duda. Ese día, las fundaciones y oenegés que hasta ahora colaboran en esta tarea serán desplazadas por fondos inversores, ávidos del precio de esos conciertos y desafectos de su valor de cuidado. Perplejo no es agorero: caminamos hacia las desastrosas ‘academies’ inglesas o las ‘charter schools’ norteamericanas donde se concentra al alumnado vulnerable. Allí nadie trabaja sobre las causas de la desigualdad: solo sobre los efectos. Es como regar la terraza de un edificio en llamas.
El primer paso será el cheque escolar y la ‘libertad de elección’ de centro (libertad para el que puede elegir, claro). Suecia dio el paso hace veinte años y obtuvo unos resultados brillantísimos en PISA 2018… Hasta que se descubrió la trampa: el 11% del alumnado (refugiados e inmigrantes de incorporación tardía) había sido excluido de la prueba. Alemania, en parecidas condiciones, solo excluyó al 0,4%. Ese es el resto oculto de su perfecta división de recursos donde lo importante es el dividendo. Y si alguien te estropea la foto, ya sabes que la goma de borrar hace milagros.
