Opinión
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Armonía áurea en la portada de la Seo

Armonía áurea en la portada de la Seo
Armonía áurea en la portada de la Seo
Pemán & Franco

Los arquitectos Mariano Pemán y Luis Franco, que trabajan juntos hace muchos años en la recuperación de monumentos, han dado a conocer un trabajo sobre uno de los casos resueltos por su estudio en 2017-2018: el de la portada principal de la Seo de Zaragoza.

Se hizo en el siglo XVIII, en la cercanía de la gran torre edificada en el siglo XVII. Desde entonces no se ha añadido nada al edificio. Sí ha cambiado su entorno. Se alzó una discutible estructura rómbica muy cercana a la torre de Contini; y la placita desapareció en pro de la conexión visual con la gran explanada del Pilar. Hace de bisagra el monumento a Goya esculpido por Marés. Pero el aspecto de la antigua catedral no ha variado.

Recuerdan Pemán y Franco que tanto en el Pilar como en esta parte de la Seo está muy presente la Roma del Barroco. Si el espectador adquiere conciencia de los estilos de ambos templos mayores de Zaragoza, advertirá que se encuentra ante un paisaje a la romana: en el Pilar, por la inspiración que Roma insufló en Ventura Rodríguez, su arquitecto más notorio. En la Seo, por dos causas: la torre que en 1683 trazó el arquitecto pontificio Gianbattista Contini (aunque el chapitel bulboso no sea cosa suya); y la fina y contenida portada que diseñó el zaragozano Julián Yarza y Lafuente, mano derecha de don Ventura en las obras del Pilar. Uno de los proyectos no ejecutados le sirvió como pauta primera para idear esta portada. No dispuso de grandes medios ni de mucho tiempo y hubo de echar mano de su ingenio y formación.

El estilo barroco no acaba nunca de ser popular porque su comprensión resulta compleja. A quienes no se han esforzado en comprender sus principios y su espíritu o bien les parece recargado o, en el caso del barroco clasicista, soso e inexpresivo.

Solo si la obra es colosal (como el baldaquino de Bernini en San Pedro) o deslumbrante (el interior de San Carlos Borromeo en Zaragoza; o la Santa Capilla del Pilar) suscita opiniones admiradas: las que genera en la mayoría de las gentes la contemplación de una sencilla ermita pirenaica, con tal, eso, sí, de que sea románica, pues su nitidez esencial parece poder captarse a primera vista.

Zaragoza barroca

En la capital de Aragón hay buen barroco. En escultura destaca la escuela de Ramírez de Arellano, cuyas muchas obras, a la vista de todos en diversas iglesias, no generan en el público admiración perceptible.

Ya lo habían visto Kubler y Ansón y lo recuerdan Pemán y Franco: la portada de la Seo de 1764 nace de una idea de Ventura Rodríguez para la fachada oriental del Pilar, cuyo fino dibujo conserva el Cabildo. Yarza la adaptó muy bien al caso. Se hizo la obra con dos tipos de piedra y con ladrillo enyesado, combinados con inteligencia e integrando con soltura, en la misma obra, la entrada a la parroquia de San Miguel.

El tiempo borró la diferencia de color entre la piedra de yeso, los sillares de la base y el ladrillo blanqueado. Sucia y con aspecto aviejado, la portada fue pintada de blanco en 1814, para acoger a Fernando VII, que volvía de su exilio en Francia, bajo Bonaparte. Y en 1992 se volvió a colorear de modo similar (e incomprensible), esta vez con mortero de cemento.

La recuperación

Esto dicen los arquitectos que han devuelto a la portada su noble aspecto original: "Fue dibujada por Yarza cuidadosamente, siguiendo una base geométrica de proporciones canónicas (...)" de un modo que combinó, entre otros, los valores del número áureo o número phi: "...las diagonales principales, a las que se ajustan las partes menores que están relacionadas con el todo. Los elementos de la fachada, puertas, óculos, pilastras, cornisas, hornacinas y entrepaños están compuestos con arreglo a esta geometría, las pilastras tienen continuidad en el orden vertical de modo que los dos cuerpos, inferior y superior, quedan entrelazados e integrados en la unidad del conjunto. El tímpano está interrumpido en la cornisa inferior para permitir que la hornacina central del cuerpo superior, con la figura del Salvador, continúe en el tímpano, señalando la jerarquía de las figuras y acentuando la simetría de la fachada con su disposición sobre la puerta principal". Es la cuidadosa tarea del "discípulo aventajado de Ventura Rodríguez, que resuelve con excelencia, dentro de la tradición arquitectónica imperante en la basílica del Pilar, la nueva portada de la Seo". Así, la catedral moderna cede a la antigua uno de sus ornatos, lo que las hermana de forma material.

El estudio cuidadoso de los datos históricos que en 2018 guio la tarea de estos dos notables arquitectos restauradores permite que el lector pueda comprobar por sí mismo, en la ilustración de este artículo (y, mejor, al natural), la armonía y el orden que, junto a su doble cromatismo recuperado, exhibe ahora la portada de la catedral del Salvador.

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