Opinión
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Director de HERALDO DE ARAGÓN

Una contienda agravada

Azcón oficializa su candidatura a las elecciones autonómicas
Azcón oficializa su candidatura a las elecciones autonómicas
José Miguel Marco

La confirmación de Jorge Azcón como candidato del PP al Gobierno regional supone el arranque de la campaña electoral en Aragón. La contienda entre el socialista Javier Lambán y el alcalde de Zaragoza garantiza una segura y elevada tensión política.

La campaña se prevé tensa y bronca. Aragón sufrirá los efectos de una pelea electoral definida por el enfrentamiento directo y una acusada polarización, a imagen y semejanza de lo que está ocurriendo en la política española. La batalla, esperada y finalmente confirmada en los plazos dados por Génova, será el resultado de un insalvable contagio con remitente nacional, aunque condicionada por las estrategias encontradas de Javier Lambán y Jorge Azcón.

Lambán continuará distanciándose de Pedro Sánchez y de las directrices de Ferraz a la vez que ensancha su base de votantes. La transversalidad ideológica, las diferencias con la dirección del PSOE y el ofrecimiento de su condición de barón como mejor garantía de gobierno actuarán como sus principales atributos electorales. Rehuirá la concepción de que las municipales y autonómicas se presentan como la primera ronda de unas generales y su empeño pasará por ceñir la campaña a su figura política, circunscribiéndose a los límites autonómicos. En su discurso local, pese a tropezarse con los grandes temas que se dirimen en el Parlamento, y que Azcón incorporará, evitará que estos monopolicen el debate electoral.

El candidato popular, por su parte, se empleará a fondo en destacar las contradicciones entre Lambán y su partido y en advertir del desgaste que para el líder socialista implica el acatamiento de la disciplina de voto. Azcón se presentará como el hilo directo con Alberto Núñez Feijóo, haciendo ver que lo que se vote, aparte de decidir sobre quién se sienta en el Pignatelli, permitirá activar el desalojo de Pedro Sánchez de la Moncloa. El PP, que mostrará su autoatribuida capacidad gestora como argumento electoral, poniendo como ejemplo de un mal hacer las dificultades por las que atraviesa la sanidad aragonesa, presentará a Lambán como un presidente autonómico que no puede desprenderse de una carga alícuota de responsabilidad que posee sobre el proyecto de Sánchez. Frente a la unidad de la que hoy goza el PP, Azcón destacará la división interna que existe en el socialismo aragonés, una fractura con el PSOE de Huesca que los populares amplificarán para cuestionar el liderazgo interno de Lambán.

El PP quiere trasladar la necesidad de un cambio; señalar la llegada de un nuevo ciclo que debe permitir un relevo tanto en el Ejecutivo aragonés como en otras autonomías (La Rioja y Comunidad Valenciana, etc.) para que actúen como palancas que allanen el camino de las generales. Azcón, que insistirá en que solo hay un PSOE y que la distancia que Lambán adopta respecto a Sánchez cercena las oportunidades de la Comunidad, habrá de combatir la percepción que tiene buena parte del centroderecha de que el presidente encarna una versión moderada y responsable ante los asuntos de Estado. También empeñado por ensanchar el partido, por dejar las puertas abiertas a todo el espectro de la derecha, desde Ciudadanos hasta Vox, el hoy candidato popular a la DGA sabe que uno de sus puntos débiles será la incógnita del tirón electoral de su sustituta municipal.

Pese a las muchas encuestas que circulan, y que han servido de apoyo a la decisión de Azcón, resulta complicado aventurar quién ganará las elecciones y, desde luego, menos aún, quién gobernará. Si de algo se puede estar seguro es de la volatilidad que nos acompaña, aunque tanto Lambán como Azcón comparten una elevada habilidad para el ejercicio de la práctica política. La contienda está asegurada.

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