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Cartas: Importante labor en Educación Infantil

Clase en un centro de Educación Infantil en Zaragoza.
Clase en un centro de Educación Infantil en Zaragoza.
Oliver Duch

Como maestra de Educación Infantil en un colegio público, me gustaría compartir una reflexión. Soy tutora de 1º, niños y niñas de 3 años. Muchos de ellos aún no controlan los esfínteres, tienen un nivel de desarrollo muy diferente y necesitarán que les acompañemos en un proceso muy importante de adquisición de hábitos y rutinas. Además, realizarán sus primeros aprendizajes. Mi labor es fundamental para que desarrollen sus capacidades de manera integral y teniendo en cuenta el plano emocional. Siempre he contado con el apoyo de una técnico en Educación Infantil, aquella que los padres conocen por ser la que cambia de ropa a sus hijos cada vez que no controlan el pipí. Pero son mucho más, pues educan a los peques tanto como yo, los acompañan, ayudan y cuidan con una profesionalidad y cariño admirables. Veo con preocupación que año a año se reduce la plantilla de técnicos y, por tanto, su presencia en las aulas de 3 años, reduciendo además los derechos laborales de las que sí continúan. Si hasta ahora era fundamental su labor, ¿por qué se empeña la Administración en prescindir de ellas? Tanto los niños como yo las seguimos necesitando. No tiene sentido que exista una ratio de alumnos por aula para conceder a un centro una técnico de Educación Infantil, porque todas las aulas de 3 años necesitan de su presencia. No es normal que se conceda una técnico para 3 aulas con un total de 56 niños, por ejemplo, y en otro centro haya una técnico solo para un aula porque esta tiene 21 niños. La calidad de la educación es diferente. No debemos ni podemos permitirnos seguir haciendo recortes en educación. Tanto familias como centros queremos y necesitamos una técnico en Educación Infantil para cada aula de 1º de Educación Infantil.

Ana María Cruz Barroso

CUARTE DE HUERVA (ZARAGOZA)

Con el motor en marcha

Al salir de la piscina del pabellón deportivo José Garcés, me he tropezado en la acera con un vehículo ligero de FCC, en marcha, sin nadie que lo condujera. Al ver a un operario en las inmediaciones, arreglando los tutores de unos árboles jóvenes, le he supuesto el conductor, indicándole, educadamente, la inconveniencia de dejar un vehículo en marcha sin función alguna, generando contaminantes, ruido y gastando inútilmente el valioso combustible diésel. No excesivamente contento ni delicado en su respuesta, me ha dicho que el vehículo está sin batería, que hace seis meses que lo viene poniendo en el parte de trabajo y que nadie le hace caso. Señor concejal de Medio Ambiente: por un lado, estamos arbitrando medidas desesperadas para ahorrar energía, contaminar menos, instándonos a que seamos buenos ciudadanos, y por otro, estamos dilapidando recursos y contaminando la atmósfera de forma inmisericorde. Esperando que esto sea un asunto puntual, le sugiero que requiera a los servicios que corresponda que comprueben el estado de los vehículos de la contrata y se tomen medidas para corregir los posibles problemas.

José Ignacio Larraz Vileta

ZARAGOZA

Las comparaciones son odiosas

Nadal, llorando a moco tendido; Federer, lo mismo abrazando a su familia, el respeto y el ‘Deporte’ en estado puro, una rivalidad tan intensa como caballerosa. Se imaginan una despedida así con Messi y Cristiano, y las aficiones unidas, intercambiando camisetas y aplaudiendo al rival. No, porque solo hablamos de fútbol en minúscula, y ponerle mayúscula se consigue con el mayor respeto al ‘Deporte’ antes que todo, a las personas antes que a los colores, a lo que nos hace únicos y épicos. Se imaginan a futbolistas que no simulan penaltis, aplaudiendo las jugadas del contrario. Vean si no la última polémica, ‘el baile de Vinicius’, las declaraciones de Koke, nos preocupa más la expresión de felicidad de un contrario al propio deporte. Deberíamos celebrar todos el gol si es bonito, ¿por qué no podemos aplaudir al rival? Acaso nos hace menos competitivos, menos de nuestro equipo, tan solo es porque hablamos de fútbol en minúscula. Aprendamos de estos caballeros del ‘Deporte’, Federer y Nadal hacen grande su ‘Deporte’ mientras que otros hacen del suyo, tras una comparación odiosa, pequeño y con minúscula.

Jorge Gómez

ZARAGOZA

Mascarillas en el tren

No tengo muy claro por qué razón sigue siendo obligatoria la mascarilla en el transporte público, cuando no lo es, por ejemplo, en la asistencia a discotecas, conciertos, eventos deportivos y otros espectáculos y lugares donde la gente se amontona, y además chilla, canta, se mueve, etc. En un tren estamos cada uno en su asiento y no veo que el riesgo sea mayor que en un bar o en una sala de fiestas, si acaso menor. Será, supongo, un misterio de la ciencia.

Serena Calatrava Tella

ZARAGOZA

Aragón sin Aragón

A veces un pequeño cambio en el lenguaje supone una profunda modificación en lo que se quiere expresar. No es lo mismo relatar ‘la historia’ que relatar ‘historias’, introduciendo un matiz que nos lleva de la seriedad, presunta, de la primera a la inventiva que acompaña a la segunda. Algo de esto nos puede pasar con la nueva ley de educación donde puede ser que cada comunidad cuente las cosas a su manera. Un ejemplo, llamar a la Corona de Aragón ‘corona catalano-aragonesa’, como hacen algunos historiadores vecinos basando la modificación en la influencia que Cataluña tuvo en nuestra convivencia, a pesar de reconocer expresamente que tal título no existe. Frente a esta circunstancia, en Aragón se echa en falta el conocimiento de cómo se gestó la Corona, donde nos sorprenderíamos de cómo el rey aragonés llegó a un acuerdo con el conde de Barcelona, algo que en estos tiempos resultaría imposible: los acuerdos no están de moda. Estos acontecimientos históricos en los que nuestra tierra tuvo tanto protagonismo y generosidad deberían difundirse, comenzando por nosotros mismos. Por honra local y porque, tal como están los temas políticos, se está utilizando la historia de una manera sesgada, potenciando la unión que facilita, y excluye, la lengua catalana que permanece en territorios de la Corona. No dominarla allí convierte en ciudadanos de segunda a los que la ignoran. Poco a poco se está recreando la Corona de Aragón marginando a los aragoneses. Pese a todo, nuestro territorio es abierto, sin exigencias a los que vienen a integrarse, algo que nos honra. Nuestros vecinos playeros no funcionan así. Su Administración impone su lengua. En una exposición ecológica que visité, lo único que había en español era el anuncio de un baile popular. Por lo menos quieren que nos divirtamos. Algo es algo.

Francisco Alós Barduzal

Zaragoza

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