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Cartas: Necrológica para un árbol de barrio

Cuidar de los árboles debería ser una obligación en todos los barrios de la ciudad.
Cuidar de los árboles debería ser una obligación en todos los barrios de la ciudad.
Dune Solanot / HERALDO

El pasado invierno murió, por falta de compasión, mi compañero de parterre, un hermoso cerezo japonés de 5 años. 

Aún recuerdo cuando nos plantaron, al principio éramos diez pero algunos fueron muriendo, el exceso de riego ablandaba la tierra y el cierzo nos torcía hasta que se nos salían las raíces. Los vecinos intentaron ayudarnos poniendo piedras entre la tierra y los troncos y por eso algunos conseguimos sobrevivir el primer año. Mi compañero ha echado flores al principio de la primavera durante estos años alegrando el pequeño parque de barrio. Se convirtió en un hermoso árbol con una copa poblada, un tronco grueso, empezaba a dar sombra en verano. Al pasar de los años otros murieron a nuestro alrededor, la desidia de los cuidadores fue dejando que se secaran, en algunos parterres quedó solo un ejemplar que resistía a las desventuras. El año pasado en primavera, mi amigo empezó a inclinarse. La tierra siempre húmeda no conseguía sostener sus raíces y de nuevo el cierzo lo inclinaba peligrosamente. Varios vecinos, apenados, intentaron ponerlo recto pero pesaba ya demasiado, hablaron con el jardinero de turno para que le pusieran unos tutores. El jardinero, con parsimonia, les indicó que avisaría al encargado para que avisara a la cuadrilla que pone los tutores. Pasaron días, semanas, hasta que aparecieron dos jardineros con dos palos, los clavaron al lado del árbol y pusieron unas correas, lo hicieron con tanta desgana que a los pocos días mi amigo, mi compañero, volvió a torcerse, cada día un poco más hasta que dolorosamente, con gran sufrimiento, murió. Ahí sigue, seco, torcido, como un cadáver abandonado a su suerte, aunque he oído que en otros sitios de la ciudad plantan flores y cuidan los árboles, aquí muchos seguiremos su suerte, es la cosa de ser un árbol en un barrio. D. E. P.

María Araceli Cucalón Cases ZARAGOZA

¿Escuela pública de todos para todos?

Soy uno de los afectados por el cambio de horario del colegio público Cesáreo Alierta de Zaragoza. No sabemos el horario escolar que van a tener nuestros hijos ni cómo se van a organizar el transporte escolar, el comedor o las extraescolares el curso que viene. Las familias hemos enviado varias reclamaciones a distintos organismos y aún no sabemos si inspección o alguna otra instancia del Gobierno de Aragón va a poner cordura en todo este asunto y va a paralizar el cambio de horario. Lo que sí sabemos es que la opinión de las familias es intrascendente en este colegio, ya que un 70% de rechazo en la consulta no fue suficiente para que el consejo escolar lo tuviera en cuenta en su decisión final (¿para qué nos preguntaron?). Espero que las familias que vayan a inscribir a sus hijos en este colegio el año que viene lo tengan en cuenta. Nosotros cuando nos decidimos por llevar a nuestros hijos a la escuela pública pensábamos que la opinión de las familias era importante. También sabemos que, cuando vengan mal dadas en la escuela pública, los profesores se movilizarán y nos pedirán que vayamos a manifestaciones con bonitas camisetas verdes. Que no cuenten con nosotros, la mía se ha transformado en un trapo. Por mi parte, inscribiría hoy mismo a mis hijos en una escuela concertada. Sin embargo, en mi casa cuento con un 75% de rechazo y, aunque podría, no lo voy a hacer, no me voy a comportar como la mayoría del consejo escolar del Cesáreo Alierta.

Sergio Llera Guerra

Zaragoza

La filosofía, al rescate

Regreso de unas jornadas organizadas por unos pensadores que han debatido sobre temas sociales, económicos, medioambientales… Todos de difícil abordaje y solución. Pero nos han servido para recibir fuerza y estar entrenados, acumulando dosis necesarias de utopismo. Estar abiertos a los que tienen otra mirada, siempre con la mano tendida al otro, el ser humano es un ser para el otro, en una perspectiva compasiva y fomentando la solidaridad, sin mirar al diferente como esa gente perversa que no es o no piensa como nosotros. Alejándonos del pesimismo que goza de un prestigio intelectual que no merece. Huyendo del exceso de información. El mundo en que vivimos está siendo arruinado por el mundo de la información sesgada. Enfocar la vida con inteligencia para que la vida no sea lo que te pase mientras estás haciendo planes. Y como expresó Zygmunt Bauman, dándonos la mano toda la humanidad para salvarnos juntos o, si no, empezaremos el cortejo de los que caminan rumbo al abismo. Tenemos que asumir juntos nuestro destino o vamos a recorrer un camino sin retorno. La economía y el rendimiento han sustituido al humanismo y hay que volver a una ética que se enraíce con aquello que es específico nuestro, como humanos. Emmanuel Mounier también dijo que hagamos del mundo un lugar donde todos los credos puedan encontrarse en una reflexión sobre el mundo que queremos construir. En tiempos tan convulsos es impagable la paz que nos da el pensamiento filosófico y es un lujo escuchar la palabra a filósofos en vida, capaces de transmitir la aceptación, cualidad sublime que da una enorme paz espiritual. La filosofía siempre acude al rescate de las dudas del alma.

José Luis Romanos Marfil

ZARAGOZA

El descontrol de las renovables

Después de casi cuatro décadas como socios de Greenpeace, organización ecologista de prestigio mundial, hemos decidido darnos de baja. Hace muchos años que estamos comprometidos con nuestro territorio turolense, un espacio lleno de patrimonio y valores, amenazado por una avalancha de macroproyectos eólicos y fotovoltaicos, promovidos por empresas oportunistas y fondos de inversión no localizados, implantados sin ningún tipo de planificación y acogidos alegremente por las administraciones públicas, que están aniquilando la biodiversidad, el patrimonio natural y cultural de los pueblos y los paisajes, negando el futuro a las personas que habitan el medio rural. Greenpeace mantiene sobre esta cuestión una postura ambigua: se aferra al mantra de que la transición energética requiere ante todo una producción masiva de energías solar y eólica y contemporiza con ese modelo depredador. Desde el Colectivo Sollavientos y la Plataforma a favor de los Paisajes de Teruel hemos enviado repetidamente a Greenpeace la propuesta de mantener con ellos un debate constructivo al respecto. La organización no se ha dignado siquiera respondernos. Somos partidarios de las energías renovables, de su implantación ordenada y respetuosa, y de la democratización de su producción y consumo, alineados con Alianza Energía y Territorio (Aliente). No compartimos la actitud de Greenpeace, que además ignora el clamor creciente en nuestro país en ese sentido.

Gonzalo Tena Gómez y José Luis Simón Gómez

ALIAGA (TERUEL)

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