Opinión
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Victorias y derrotas en el feudo andaluz

El candidato del PP a la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno Bonilla.
El candidato del PP a la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno Bonilla.
Julio Muñoz / Efe

En 2012, el Partido Popular obtuvo los que todavía son sus mejores resultados en unas elecciones autonómicas en Andalucía. 

Por primera vez, tras ocho derrotas consecutivas, fue el partido más votado, superando al PSOE en una región que los socialistas consideraban, hasta entonces, inexpugnable. Pero Javier Arenas, que encabezaba entonces el cartel popular, no gobernó, porque las izquierdas juntas sumaban más escaños que el PP. En diciembre de 2018, el PP, esta vez con Juan Manuel Moreno como candidato, cosechó sus peores resultados desde 1982 -que ya había llovido-, quedando ocho puntos porcentuales por debajo del PSOE y con siete escaños menos, a pesar de que los socialistas también tuvieron en aquella ocasión los peores resultados de su historia electoral en Andalucía. Pero Moreno sí formó gobierno, porque esta vez las derechas sumaban más diputados en el Parlamento andaluz que las izquierdas. Así que, para el PP, la victoria de 2012 se quedó en agua de borrajas, mientras que el revolcón de 2018 se convirtió en triunfo. Este próximo domingo, Juan Manuel Moreno Bonilla se presenta por tercera vez ante los andaluces como aspirante a inquilino del palacio de San Telmo. Y en función de las encuestas, tiene fundadas expectativas de vencer y de gobernar. Pero a su partido no le vale cualquier victoria. Para que Andalucía se convierta, como esperan, en el primer jalón del camino de Núñez Feijóo hacia la Moncloa el PP necesita un triunfo rotundo, que permita a Moreno gobernar sin Vox. De lo contrario, la victoria se le quedará corta.

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