Cirujanos del Clínico realizan desde hoy en la Clínica del Pilar pequeñas intervenciones de traumatología y, desde la próxima semana, de oftalmología. El Gobierno de Aragón avanza así en su plan para reducir las abultadas listas de espera quirúrgica, que sitúan a la Comunidad en el peor puesto del ranquin nacional con una demora media de 183 días. Los quirófanos de los hospitales públicos han intensificado también las intervenciones por la tarde. Se trata de medidas que van en la buena dirección, pero que hay que evaluar a corto plazo para saber si están logrando una disminución significativa de las listas de espera. El estrés que la pandemia ha causado al sistema público de salud era difícil de evitar, pero su secuela más grave debería encontrar remedio inmediatamente tras recuperar una relativa normalidad.

El alquiler de suelo quirúrgico en clínicas privadas o la utilización del Hospital General de la Defensa son algunas de las medidas del plan de choque de la Consejería de Sanidad para aliviar las listas de espera. A estas se sumarán, entre otras, la firma el año que viene de un convenio con la MAZ. El objetivo es evitar que, como ocurrió en abril, haya 8.226 pacientes aragoneses con esperas de más de seis meses para pasar por el quirófano. Este plan de choque debe ser aplaudido porque, aunque las intervenciones quirúrgicas que figuran en estas listas no son urgentes, con frecuencia esa demora comporta dolor y sufrimiento.

La DGA tiene en las listas de espera uno de sus más urgentes desafíos. Que arrastre malos datos en comparación con las demás autonomías demuestra, dejando aparte problemas estructurales como la extensión territorial y el envejecimiento de la población, la necesidad de este plan quirúrgico para minorar lo que los ciudadanos peor valoran dentro de la sanidad.