La impotencia del Gobierno
Después de diez días de huelga indefinida de una parte del sector del transporte, la situación en la industria se vuelve cada vez más compleja a consecuencia de los importantes problemas que están provocando en la cadena de suministros. La patronal alimentaria ha llamado a detener los paros con la «máxima urgencia» porque se está poniendo en riesgo el abastecimiento de productos, así como la continuidad de miles de negocios y empleos. Aunque en los mercados de abastos no se percibe riesgo de desabastecimiento, porque miles de agentes de la Guardia Civil y la Policía Nacional están garantizando la llegada de convoyes, el Gobierno debe pactar ya soluciones urgentes, aunque sean provisionales, con los colectivos afectados por las subidas de precios de energía y combustibles.
Los ministros del Ejecutivo parecen noqueados mientras siguen organizando múltiples reuniones con diferentes sectores económicos, desde camioneros a agricultores pasando por pescadores. La incapacidad para poner fin al conflicto y adoptar medidas que palíen la escalada de la inflación está alimentando una impropia sensación de desgobierno. Se suceden paros, manifestaciones y cierta escasez de algún producto, como el aceite de girasol, aunque el abastecimiento global está asegurado. Cunde el malestar entre la ciudadanía y hoy mismo, UGT, CC. OO., UCAragón y la Federación de Barrios se manifestarán en Zaragoza, Huesca y Teruel.
Ante este panorama, Pedro Sánchez debe reaccionar de una vez. No puede seguir escudándose en que es la UE la que puede adoptar decisiones. Algunos países, como Francia, Alemania, Italia o Portugal, ya han optado por aplicar medidas inmediatas para compensar el alza de precios de la energía, fraccionar el pago de facturas para familias sin recursos o incluso financiar a empresas cuyos costes en materias primas se hayan desbocado.