Opinión
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Adjunto a la Dirección de HERALDO DE ARAGÓN

De lo zombi a lo híbrido

De lo zombi a lo híbrido.
De lo zombi a lo híbrido.
F.P.

En 1942, en plena II Guerra Mundial, Stefan Zweig publicó ‘El mundo de ayer’, un libro en el que describió cómo ‘su’ Europa desaparecía sumergida en la violencia. 

Hoy, ochenta años después, quizás también necesitaría escribir otro texto sobre el siguiente ‘mundo de ayer’, el de la segunda mitad del siglo XX, porque es evidente que ese universo ya es una etapa histórica que forma parte del pasado.

El siglo XX fue analógico y de naciones-Estado. El siglo XXI es digital y global. Hoy irrumpen con fuerza todopoderosas megaempresas tecnológicas, inteligencia artificial, computación cuántica, robótica, cambio climático, transhumanismo, criptomonedas, viajes turísticos espaciales... El siglo XX fue el del debate acerca de cómo equilibrar Estado y mercado (cuánto poder debía conferírsele al Estado y cuánta libertad debería dejarse en manos del mercado). El siglo XXI será el de articular los beneficios de la robotización, la automatización y la digitalización con los valores democráticos.

Es un debate que está totalmente abierto y para el que no contamos con herramientas suficientes. Mariana Mazzucato, la ‘economista de moda’ que acaba de publicar ‘Misión economía. Una guía para cambiar el capitalismo’, sostiene "que la mayoría de las instituciones económicas se están rigiendo por normas anticuadas, de otros tiempos, lo que les impide conseguir las respuestas adecuadas para poner fin a incertidumbres como las de la covid, el cambio climático, la extrema desigualdad o la fragilidad económica".

Vivimos tiempos híbridos

Mazzucato se suma a otros especialistas que reclaman nuevo utillaje dialéctico porque resulta evidente la obsolescencia de muchos de los conceptos que las ciencias sociales han estado utilizando hasta ahora. Ulrich Beck los denominó ‘zombis’. Para este referente de la sociología contemporánea, conceptos como Estado-nación o familia son ya categorías zombis, vivas-muertas, dada su imprecisión para interpretar nuestra sociedad, tan tecnológica como globalizada. Beck considera que el mundo de ayer, al estilo Zweig, fue el de sociedades construidas en base a las fronteras y sustentadas en grandes discursos colectivos (marxismo, cristianismo…), el empleo asalariado y una sólida base industrial. Hoy, las sociedades están inmersas en procesos de globalización, de riesgo mundial, de individualización institucionalizada y de precarización del trabajo.

El siglo XX fue de estructuras (familia, trabajo…). El XXI es de flujos ("líquida", diría Bauman) porque el individuo construye sus relaciones de manera más abierta e inestable. Y en esta sociedad sin lazos, uno de los nuevos conceptos que gana fuerza es el de híbrido. Lo real hibrida con lo virtual, el universo con el metaverso, el hombre con el robot, la mente con el ordenador, lo humano con lo posthumano.

El nuevo orden mundial que ya está surgiendo no es el de la democracia liberal (Fukuyama) sino el de la coexistencia de diferentes civilizaciones. Así hibrida, bajo el paraguas del capitalismo global, tanto el cosmopolitismo occidental como la tecnodictadura china y la dictablanda rusa.

Lo real hibrida con lo virtual, la mente con
el ordenador, el universo con el metaverso, el hombre con el robot,
el trabajo con el teletrabajo, lo humano con lo posthumano

El siglo XXI es y será híbrido porque vivimos en una realidad que se está construyendo sobre la hibridación. El modelo se enseñorea de lo económico, lo social, lo político y lo medioambiental. Basten cuatro ejemplos. Primero, la conflictividad internacional más reciente es de ‘guerras híbridas’ (Ucrania o Bielorrusia). Segundo, se impone la tesis de que no será posible luchar contra el cambio climático sin buscar un sistema híbrido que permita mantener la competencia empresarial y establecer estímulos para reducir la contaminación. Tercero, uno de los sectores industriales más innovadores, el del automóvil, lleva años desarrollando modelos híbridos de sus vehículos para realizar la metamorfosis definitiva hacia los coches sin gasolina y sin conductor. Cuarto, el teléfono móvil nos hace estar permanentemente conectados y logra así hibridar la vida laboral y la personal, el trabajo con el ocio.

Lo híbrido designa hoy el camino elegido por los seres humanos para avanzar hacia el futuro. 

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