Examen aprobado
Aragón arranca esta semana las últimas hojas del calendario escolar de uno de los cursos más complejos, a causa del coronavirus, con una sensación positiva al haber evitado la clausura masiva de aulas y haber conseguido que desde el segundo trimestre la práctica totalidad de los estudiantes hayan acudido a clase. En el balance hay que destacar el comportamiento ejemplar de todos los estamentos, pero sobre todo de los escolares. Otra lección relevante es que la enseñanza ‘online’, aunque es útil como actividad complementaria, no puede sustituir la docencia presencial. Educar es mucho más que impartir conocimientos. La escuela es tanto una comunidad de aprendizaje como de socialización, siempre indispensable para la maduración y el crecimiento personal del alumno.
La negativa evolución de la pandemia el verano pasado obligó a las autoridades sanitarias y educativas a plantear un curso escolar muy restrictivo. Finalmente, no ha sido necesario cerrar ningún colegio y, como máximo, se llegaron a notificar seis clases en cuarentena a la vez en un mismo centro. Tanto los alumnos como los profesores y los padres, los equipos directivos y la Consejería han realizado un encomiable esfuerzo de adaptación. Desde el primer momento y con el objetivo de hacer del aula un lugar seguro se redujo el número de estudiantes y se implantaron la jornada continua, las entradas escalonadas, la semipresencialidad y la sectorización de los patios.
A pesar de este balance positivo hay que lamentar el desorden vivido en los colegios e institutos durante las últimas semanas. El adelanto a este mes de junio de las pruebas extraordinarias de secundaria que se solían realizar en septiembre ha generado incertidumbre y malestar en las familias. No se entiende este adelanto y, en todo caso, los exámenes extraordinarios deberían haberse llevado a cabo a partir de mañana, cuando termina el curso.
