La prolongación de la pandemia está agravando su impacto social, marcado por las limitaciones que sufren muchas actividades económicas. Los datos de las administraciones y de entidades no gubernamentales indican que siguen creciendo las situaciones de exclusión y de riesgo de pobreza en Aragón. Hay que prestar atención a esta realidad, que requiere mejorar la ‘red de seguridad’ para proteger a las personas y familias económicamente más vulnerables.

El informe anual de la ONG Intermón Oxfam indica que durante 2020 la tasa de pobreza relativa (ingresos inferiores al 60% de la renta mediana) habría aumentado en España del 20,7% al 22,9% de la población; y concretamente en Aragón, 245.000 personas estarían en esa circunstancia, un 5% más que antes de la pandemia. Los datos de asistencia en los servicios sociales apuntan también en la misma dirección: un incremento de las situaciones de pobreza y de vulnerabilidad económica. Esta dimensión de la covid, su impacto social, se ve agravada por la prolongación de la crisis sanitaria. El desempleo, provocado por los repetidos parones en la actividad de algunos sectores, es el principal factor detrás de este proceso. Es cierto que los ERTE han servido de escudo en muchos casos, pero no para quienes trabajaban en la economía informal o con contratos temporales, o para los autónomos. Hay que mejorar la red de protección social para paliar estas situaciones y evitar que se conviertan en permanentes. El apoyo a sectores económicos o áreas geográficas que están sufriendo especialmente a causa de las restricciones tiene que ser una herramienta importante. También, la mejora en la aplicación del ‘ingreso mínimo vital’, que no llega todavía a todas las personas que lo necesitan. En espera de una reactivación económica que quizás todavía tardará meses en ser apreciable, hay que evitar en todo lo posible que la pandemia continúe ensanchando las desigualdades sociales y aumentando la pobreza.