Por
  • Enrique Abenia

'Fast Charlie': Pierce Brosnan, un asesino leal

Pierce Brosnan, en un momento de 'Fast Charlie'.
Pierce Brosnan, en un momento de 'Fast Charlie'.
Vertice 360

Pierce Brosnan siempre será Remington Steele y, sobre todo, uno de los rostros icónicos de James Bond. Dio vida al agente 007 entre 1995 y 2002, desde ‘GoldenEye’ a ‘Muere otro día’. No ha dejado de trabajar, pero las posiciones en la industria cambian y su carrera ha ido a menos. Por eso mismo agrada encontrarse con ‘Fast Charlie’, por encima de los títulos de acción y ‘thrillers’ de rango discreto que han empezado a aparecer con más frecuencia de la deseada en su trayectoria. La película constituye un pequeño y placentero hallazgo en una temática, la de las historias sobre asesinos, traiciones y venganzas, en la que abunda la mediocridad. Está bien ejecutada y sus elementos, aunque comunes, se saborean. Unos rasgos que señalan la solvencia que vuelve a exhibir otro veterano, Phillip Noyce, director de ‘Calma total’, ‘Juego de patriotas’, ‘Peligro inminente’, ‘El santo’, ‘El coleccionista de huesos’ y ‘El americano impasible’. Para completar lo suscitado, la propuesta también reviste su simbolismo porque se convirtió en la despedida del gran James Caan, fallecido en 2022.

Con su elegancia característica, Brosnan interpreta a un eficaz asesino que se guía por los viejos códigos y por la lealtad hacia su anciano jefe, vínculo entrañable por la ayuda que le presta y porque se trata del personaje de Caan. El relato, basado en un libro de Victor Gischler, canaliza aire crepuscular por el deterioro del líder, los planes que el protagonista nunca ha querido concretar sobre el después y la posibilidad real de la muerte cuando queda como el último hombre.

'Fast charlie' ***
Dirección:Phillip Noyce.
Guión:Richard Wenk (libro: Victor Gischler).
Fotografía:Warwick Thorton.

El cauce, más evocador por lo planteado que por lo que cuenta, se conjuga con el interés que ejerce, por sus matices y por la singularidad de la que parte, la relación con la taxidermista (Morena Baccarin). El humor negro en la plasmación de la violencia aporta su punto vistoso a una narración a la que se le perdona un enemigo demasiado funcional.

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