Mercedes Sampietro: "Al principio no contemplaba la posibilidad de ser actriz, mi carrera comenzó por azar"

El certamen Belchite de Película rinde homenaje este sábado (20.30) a Mercedes Sampietro (Barcelona, 1947) en la clausura de la séptima edición de esta cita cinematográfica.

La actriz Mercedes Sampietro, ayer, en el Teatro Municipal de Belchite
La actriz Mercedes Sampietro, ayer, en el Teatro Municipal de Belchite
Simón Aranda

Mercedes Sampietro (Barcelona, 1947) debutó en el teatro en 1970 y desde entonces ha desarrollado una extensa carrera en el mundo de la interpretación. Es la única actriz que ha ganado dos veces la Concha de Plata del Festival de San Sebastián, y entre 2003 y 2006 fue presidenta de la Academia de Cine. El certamen Belchite de Película le rinde homenaje este sábado con un premio a la trayectoria que la actriz recogerá este sábado (20.30) durante la gala de clausura.

¿Qué supone para usted volver a recibir un reconocimiento en tierras aragonesas?

Lo voy a recibir con muchísimo cariño, de la misma manera que lo hice cuando me dieron un premio en Huesca en 2004, o cuando me hicieron un homenaje en Fuentes de Ebro en 2008. Me siento muy querida en Aragón. Además, soy medio aragonesa.

Su padre era de la localidad oscense de Radiquero y pasó veranos de su infancia allí. ¿Ha vuelto a visitar el pueblo?

Hace muchos años que no voy porque ya no queda nadie de mi familia más directa. Pasé allí toda mi infancia y los veranos. Después, fui en varias ocasiones más porque mi padre se trasladó a vivir allí. De hecho, pasó sus últimos días en su pueblo. Me gustaría mucho volver a Radiquero. Sé que esos viajes sentimentales están bien, aunque a veces son un poco dolorosos.

¿Siempre quiso ser actriz o fue algo que llegó por casualidad?

Lo de pensar en trabajar profesionalmente como actriz, la verdad es que vino por casualidad. Yo hacía teatro de aficionados en el centro de teatro de mi barrio, en Barcelona. Siempre me había gustado, pero tenía mi trabajo de secretaria y nunca había contemplado la posibilidad seria de dedicarme a esto.

¿Y qué ocurrió?

Que por esas cosas del azar, la oportunidad... vino rodado que en 1970 hiciera con Juan Diego una obra de Ana Diosdado (‘Olvida los tambores’) que se estaba preparando en Madrid. Decidí lanzarme a la aventura, a ver qué tal, porque me hacía ilusión, pero estaba convencida de que a los dos meses volvería a mi casa y a mi vida habitual. Aquella función tuvo un éxito brutal, inesperado para todos, y a partir de entonces me dediqué profesionalmente a la interpretación.

En 1977 debutó en el cine con ‘A un dios desconocido’ (Jaime Chávarri). Más tarde rodaría varias películas con Pilar Miró, entre ellas ‘El crimen de Cuenca’, que se convirtió en la película más taquillera de 1981. Fue además polémica por lo que se contaba en ella y a Miró le trajo serios problemas...

Nada menos que un consejo de guerra. Era una época en la que pasaban esas cosas. Y aquello para Pilar fue muy duro –las autoridades tuvieron la película paralizada casi un año y medio ya que consideraban que «podía ser delictiva contra el Cuerpo Judicial y la Guardia Civil»–. Al resto del equipo no nos salpicó, aparte del problema, la pena y la preocupación por lo que estaba pasando, pero nada más.

De todas las películas en las que ha trabajado, ¿hay alguna por la que sienta especial predilección?

Si tengo que decir una, no por lo puramente cinematográfico sino por lo que significó, por la gente que me rodeó, es ‘Lugares comunes’ de Adolfo Aristarain. Además, adoro Argentina y pasé allí unos meses magníficos. Aristarain es un cineasta superior, de los mejores, y aprendí y me divertí mucho con él y con Federico Luppi.

Además de verla en teatro, cine y series, la hemos escuchado en muchas ocasiones por su faceta de actriz de doblaje...

Hubo una época intensa, hace ya años, en la que me dediqué casi exclusivamente al doblaje –Glenn Close, Faye Dunaway, Jane Fonda y Katharine Hepburn, entre otras actrices–. Me gustaba mucho porque era ver cine repetidamente y sin parar, y me fascinaba.

Ahora hay quien dice que en las películas no se entiende bien a los actores en los diálogos, que susurran, no vocalizan...

Lo oigo mucho, y a veces me pasa que no los entiendo. Pero no sé qué decirle. Como ahora se hace tanto audiovisual, supongo que cabe de todo. Cuando he visto un buen actor, una buena interpretación, normalmente los entiendo. Es algo que depende de la opinión del director, de cómo son los actores, cómo es la película, el equipo de sonido... influyen tantas cosas que no puedo decir de ninguna de las maneras que ahora no se entienda a los actores. Hay de todo, como en todas partes.

Entre sus últimos trabajos, la hemos visto en la serie ‘Rapa’. ¿En que otros proyectos recientes ha participado?

Últimamente trabajo poco. ‘Rapa’ me encanta, y me gustó mucho que me llamasen. Y antes, con Inés París hice otra serie, ‘El grito de las mariposas’, sobre las hermanas Mirabal, asesinadas el 25 de noviembre de 1960, durante la dictadura de Trujillo en la República Dominicana. En su honor, hoy se conmemora cada 25 de noviembre el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres.

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