Mulatu Astatke y Lila Downs: una goleada de buena música
![Mulatu Astatke en Pirineos Sur](https://imagenes.heraldo.es/files/image_990_556/files/fp/uploads/imagenes/2024/07/15/11-pirineos-sur-apertura-d14-jaime-oriz-7.r_d.797-808-7427.jpeg)
Mulatu Astatke era la última gran figura africana que todavía no había visitado Pirineos Sur, deuda pendiente que quedó saldada el domingo con un extraordinario concierto, que nos retrotrajo a algunos de los momentos históricos de la época dorada del festival. El octogenario vibrafonista etíope y su septeto británico -todos ellos brillantes instrumentistas- apareció en el escenario flotante de Lanuza a las nueve de la noche, hora a la que comenzaba la final de la Eurocopa, y fue tal el mágico hechizo de su música que a este cronista –al que también le gusta el fútbol- se le olvidó por completo lo del partido: el único lugar donde quería estar era en la orilla del pantano, sumergido en el trance hipnótico del ethio-jazz de Mulatu.
Música fascinante, embriagadora, de un nivel superlativo, en la que se funden el jazz y la música tradicional etíope, el funk y lo afrocubano, en una intoxicante pócima que va haciendo efecto poco a poco, de forma progresiva, hasta quedar irremisiblemente atrapado. Mulatu, que además del vibráfono tocó teclados y percusiones, reparte el juego de forma magistral entre todos los componentes de su banda, y tan pronto se lucen el saxo o la trompeta como el cello, el piano, la batería o las percusiones. Llámenle ethio-jazz o jazz cósmico, da igual: una auténtica barbaridad.
Por su parte Lila Downs, vieja conocida de Pirineos Sur, supo estar a la altura, cantó muy bien, repartió simpatía y ganas de agradar y, acompañada también de una banda estupenda y polivalente, puso en danza al público con su habitual cargamento de cumbias norteñas y rancheras trufadas de especias diversas. Rindió tributo a José Alfredo Jiménez con ‘El último trago’, se marcó un colorido huapango, y acabó montando la fiesta con la ‘Cumbia del mole’, ‘Cariñito’ o ‘Mezcalito’. Si algo quedó claro es que la buena música triunfó por goleada.