Céline Dion, la estrella de la canción que se quedó sin voz

La artista se abre en canal en un documental de Prime Video que describe los estragos que el Síndrome de la Persona Rígida le ha causado.

Céline Dion en una imagen de archivo.
Céline Dion en una imagen de archivo.
Efe

Hay un fragmento en 'Soy Céline Dion', el documental que desde hace unos días está disponible en Prime Video, que se hace eterno. Comienza cuando la artista se queja de un espasmo en uno de sus pies. Poco a poco, pese a los esfuerzos de su fisioterapeuta, el cuerpo de la artista se va agarrotando. 

Con los dedos de las manos ya retorcidos, le suministra un valium, pero el efecto del analgésico es nulo y Dion comienza a gemir de dolor. Solo han pasado unos minutos, pero la cantante ya ha perdido el control de su cuerpo y no puede ni hablar. El especialista la coloca de lado, llama a un compañero y comienzan a medir las pulsaciones y los tiempos para administrarle más medicación.

Los siguientes minutos se vuelven angustiosos. Rígida, con el rostro completamente desencajado y la mirada perdida y envuelta en lágrimas por no poder siquiera pestañear, saben que está consciente porque logra apretar ligeramente la mano cuando se lo piden. "Procura calmarte, está todo el equipo contigo. No va a pasarte nada", le dicen mientras la acarician, poco antes de que sus quejas aumenten de intensidad. 

Tras la aplicación de dos espráis nasales, la crisis remite. "Siempre que me pasa esto me da una vergüenza tremenda. No sé explicarlo... A nadie le gusta perder el control de su cuerpo", dice envuelta en unas toallas.

Es una secuencia dolorosa, que también demuestra lo generosa que ha sido la artista en la creación de este documental que gira en torno a la enfermedad que la apartó de los escenarios en 2021, el síndrome de la persona rígida, una dolencia que afecta a una o dos personas entre un millón.

'Soy Céline Dion' pone el foco en la enfermedad y en el sufrimiento de una persona que ahora, sin su principal herramienta de trabajo, se cuestiona hasta quién es -"antes de que me afectara, mi voz guiaba mi vida y yo solo la seguía", reflexiona-, así como en su esfuerzo para salir del bache. Pero, de forma deslavazada y sin una clara línea narrativa, también toca otros aspectos de la vida de una diva que ha vendido 250 millones de discos en todo el mundo y ha lanzado 27 álbumes.

Céline Marie Claudette Dion (Charlemagne, Canadá, 56 años) es la menor de Adhémar Dion y Thérèse Tanguay, una pareja de ascendencia francocanadiense que tuvo catorce hijos. Ambos eran músicos, pero apartaron sus sueños para proporcionar estabilidad a un hogar donde a veces no había qué comer. La música formó parte siempre de la vida familiar y caló hondo en la pequeña Céline, que se subía a la mesa del comedor a cantar en las reuniones familiares.

Con abundante material de archivo, el documental muestra algunas de sus primeras entrevistas en la televisión -"mi sueño es ser una estrella internacional y poder cantar toda mi vida", decía cuando estaba dando sus primeros pasos en la industria-, recuerda actuaciones en directo, se detiene en la figura de su difunto esposo y manager, René Angélil, o se adentra en el gigantesco almacén donde la cantante de 'My Heart Will Go On' guarda todos los recuerdos de su larga trayectoria artística y de sus hijos: desde miles de zapatos y vestidos hasta un caballito de madera.

El inicio de la enfermedad

El primer síntoma de que algo no iba bien lo tuvo hace 17 años. Dion cuenta que la noche anterior había ofrecido un concierto y que después de desayunar tuvo un espasmo en la voz. "Estaba más aguda y no la podía bajar", detalla. En 2020, la enfermedad ya le impedía caminar con normalidad. "Perdía el equilibrio, me costaba mucho andar y me dolía... Y ya no podía cantar", señala. Lo ejemplifica tratando de arrancarse con una melodía, pero la voz se le quiebra y rompe a llorar. "Cuando respiro, mis pulmones funcionan bien, pero lo que tengo enfrente tiene tanta rigidez que cantar me es imposible. Se me hace durísimo escucharlo y enseñarlo. No quiero que la gente lo vea", explica.

Hay en 'Soy Céline Dion' algo también de confesión culpable, de expiación de pecados. En todos estos años, la artista no dejó de actuar. Lo hacía con trabajo y esfuerzo, pero también bajo fuertes dosis de valium. Pese a todo, Dion se disculpa por las cancelaciones de recitales en los que se excusaban diciendo que tenía otitis o sinusitis y también por las suspensiones de conciertos ya en marcha porque sus cuerdas vocales no daban para más.

"He recorrido el mundo muchas veces, pero a pesar de eso, no he visto prácticamente nada. Es el precio que hay que pagar", les dice a sus mellizos adolescentes. Curiosamente, la artista vive ahora prácticamente recluida, trabajando en una recuperación que no sabe si finalmente podrá ser, aunque hacia el final del documental hay espacio para la esperanza.

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