Katharsis Ensemble: larga vida al festival
Trabaron un trágico frenesí de resultado impactante. El Katharsis Ensemble culminó ‘El mandarín maravilloso’ extrayendo gran cantidad de la sustancia sonora contenida en la partitura de Béla Bartók. Y el reto resultó especialmente meritorio al tratarse de un conjunto de cámara de 22 músicos con la ardua tarea de afrontar esta obra de orquestación sinfónica espectacular. Una obra que el conjunto aragonés creado por Juan Gomollón y Ricardo Gil traía al palacio de La Aljafería en reducción orquestal y arreglo de David Walter para clausurar el Festival Manlor.
El Katharsis Ensemble produjo una riqueza tímbrica sorprendente para su tamaño, y generó una energía rítmica potente, sostenida en toda la obra y especialmente en el motivo del mandarín. Un momento que sonó dotado de majestuosidad aterradora. Allí escuchamos las disonancias diáfanamente afinadas de los violines y ese trombón bien reforzado por la percusión, apuntalados todos por trémolos inquietantes de todo el conjunto. Reiteradamente seductor, el clarinete sobre el ‘ostinato’ del cello.
Y el ambicioso programa siguió con ‘Sheherezade’, de N. Rimski-Kórsakov. Una obra de gran calado sinfónico, que sonó también en arreglo de David Walter y donde, dada la envergadura del grupo, se echó en falta mayor cuerpo sonoro en la cuerda. Una cuerda generalmente afinada, que estuvo liderada con carisma por su concertino, quien asumió con solvencia el fuerte protagonismo que le exige esta partitura. Bajo la empática dirección de Carlos Ocaña, el Katharsis Ensemble cuajó una muy notable interpretación del cuarto movimiento al que dotaron de una lograda construcción armónica y rítmica, poniendo el broche final a esta exitosa iniciativa de las Cortes de Aragón para abrir su sede a la ciudadanía por medio de la música a la que deseamos larga vida.
