artes plásticas. ocio y cultura

Rubielos de Mora acoge el mundo fascinante, íntimo y arquitectónico de la pintora Amalia Avia

'Las puertas de la memoria', de la gran pintora realista, consta de 17 obra y se expone en el Museo Salvador Vitoria hasta el 29 de septiembre

Dos cuadros de la muestra: 'Kas-co' de Salvador Victoria y 'Mi casa' de Amalia Avia.
Dos cuadros de la muestra: 'Kas-co' de Salvador Victoria y 'Mi casa' de Amalia Avia.
Archivo Museo Salvador Victoria.

Ricardo García Prats, director del Museo Salvador Victoria, está muy satisfecho con la nueva muestra que se inauguraba hace unos días en ese espacio tan cuidado y evocador de Rubielos de Mora (cuna del gran artista turolense, maestro de la abstracción lírica). Se titula ‘La memoria de las puertas’, de Amalia Avia (1930-2011) y se inauguró con una gran afluencia de gente: más de 70 personas.

Dice García Prats, asiduo colaborador de arte de HERALDO: “Estuvieron sus hijos Nicolás, Rodrigo, sus esposas y amigos de Madrid. Además, acudieron patronos de la Fundación Museo Salvador Victoria, como Marie Claire Decay, viuda de Victoria, y el vicepresidente Ángel Gracia, artistas como Rosa Torres de Valencia, los dueños de la librería Antonio Machado de Madrid, que han prestado la obra ‘Mi casa’, un cuadro espectacular que se ha elegido como imagen de la exposición. En esa obra, Amalia Avia coloca la obra de Salvador Victoria ‘Kas-co’ de 1974. Es un símbolo de la amistad que hubo entre el matrimonio de artista de Lucio Muñoz y Amalia Avia con Salvador Victoria y Marie Claire. Por eso el cuadro de Victoria forma parte también de la exposición”.

García Prats es consciente del maravilloso recuerdo que dejó su antológica ‘El Japón en Los Angeles. Los archivos de Amalia Avia’, que se pudo ver en el otoño de 2022 en la sala Alcalá 31 de Madrid. “Aquella muestra, comisariada por Estrella de Diego, fue excepcional, con más de un centenar de cuadros. Todo el mundo habló maravillas de ella y del mundo de Amalia. Aquí, en Rubielos, hemos hecho una apuesta nueva: nos hemos inclinado por las puertas”, señala. Y halla la razón en una historia familiar: “Amalia vivió durante años en una amplia casa familiar de Santa Cruz de la Zarza (Toledo). Cuando se moría alguien se cerraba la puerta de su habitación para siempre”, dice García Prats.

La obra 'Tienda de máquinas' de 1987, en óleo sobre tabla.
La obra 'Tienda de máquinas' de 1987, en óleo sobre tabla.
Amalia Avia/Museo Salvador Victoria.

Amalia Avia, que conoció la Guerra Civil de niña, empezó a exponer en 1959 y ha sido una de las grandes figuras de lo que se denominó Realistas de Madrid. Según su hijo el escritor Rodrigo Muñoz Avia, “su pintura contiene una pregunta por la vida (…) Su pintura es crónica de otras vidas, pero también autobiografía, porque inevitablemente el mundo que la rodea es también su mundo”.

En un texto que se incluye en el catálogo Rodrigo Avia se extiende algo más: “Amalia Avia pinta las calles por las que pasea, las que casas donde ha vivido, las casas de sus amigos y las ciudades que visita. Casi sin darse cuenta ella misma está en el centro del enigma que contiene su pintura (el misterio de las vidas humanas, de todo lo humano que se ha adherido a los escenarios que habitamos)”. Recuerda también que para conocerla mejor, para entenderla, lo mejor es leer sus memorias: ‘De puertas adentro’ (Taurus, 2004), título también conectado con el título de la muestra, memorias “que nos dan la medida real de la época que le tocó vivir y de su rica personalidad, la de una mujer humilde, alegre, inteligente, irónica y llena de fascinación por la vida”.

“A Amalia Avia no le preocupaba tanto la luz o el espacio o la literalidad como la verdad material de aquello que nos ponía delante, el sedimento que había dejado el tiempo y las personas en la piel de la ciudad y en los objetos”, apunta Rodrigo Muñoz Avia.

Ricardo García Prats justifica así el título que se ha dado a este proyecto tan sugerente y personalísimo. “Puertas cerradas, puertas entreabiertas, puertas tapiadas, puertas de París, de Lisboa, naturalmente que de Madrid, puertas con la persiana bajada. Los desconchones de las paredes, los grafitis y esas atmósferas en las que se desenvuelve el tema nos atrapan, nos paralizan, para disfrutar de la pintura y del color ocre tierra, sobrio. La pintura envolvente”, anota en su introducción.

El cuadro 'Mercado de Santander' (1988). Óleo sobre tabla.
El cuadro 'Mercado de Santander' (1988). Óleo sobre tabla.
Amalia Avia/Museo Salvador Victoria.

En el texto del catálogo se recuerda la metodología de trabajo de Amalia Avia: retrataba con su cámara fotográfica todo aquello en lo que iba a trabajar, pero luego le daba su sesgo, su personalidad, su impronta poética y arquitectónica y, en el fondo, bajo la apariencia hiperrealista, le confería un trasfondo metafísico. “No le preocupaba tanto la luz o el espacio o la literalidad como la verdad material de aquello que nos ponía delante, el sedimento que había dejado el tiempo y las personas en la piel de la ciudad y en los objetos”, apunta Rodrigo Muñoz Avia.

Sus 17 cuadros están fechados entre 1976, como ‘Mi casa’, y 1995, año en el que firmó cuadros tan interesantes como ‘El Japón en Los Ángeles’, que daba título a su gran retrospectiva de Madrid, ‘Rue St. Severin’ y ‘Las pinturas Lucio’, un homenaje a su marido y su universo pictórico. Otras piezas emblemáticas son ‘Tienda de máquinas’ (1987) y ‘Mercado de Santander’ (1988), como se anunciaba más arriba. La muestra se completa con la pieza de Salvador Victoria.

Familiares, patronos, invitados y responsables del Museo el día de la inauguración.
Familiares, patronos, invitados y responsables del Museo el día de la inauguración.
Museo Salvador Victoria.

Pintora de tonos apagados, tal como recoge de sus memoria el propio García Prats, Amalia Avia explica sus motivos: “No sé qué es lo que hay en mí que me impide llevar el color a mi pintura; color brillante o fuerte, quiero decir, porque color sí tienen mis cuadros, siempre apagado, suavizado, amortiguado, como si las cosas quisieran simular su posesión y pedir perdón por ella. Muchas veces me han preguntado el porqué de esta neblina y he tenido que contestar siempre la verdad: que no lo sé”. Tampoco importa: los cuadros hablan por ella y hablan del tiempo sedimentado, de la memoria, de los recuerdos, de la capacidad de trascender que posee la pintura, que se vuelve atemporal de golpe con sus cicatrices y sus gritos de silencio.

La exposición permanecerá abierta hasta el 29 de septiembre. Está abierta mañana y tarde, de jueves a sábado, y el domingo y festivos solo de 11.00 a 14.00.

Retrato de la pintora Amalia Avia (1930-2011).
Retrato de la pintora Amalia Avia (1930-2011).
Lucio Muñoz.
Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión