FÁBULAS CON LIBRO. ARTES & lETRAS

La Cariñena literaria: de Voltaire a Zorrilla, Muñoz Seca, Sabio, Castro y algunos otros

Algunos títulos, personajes y empeños en el teatro, la narrativa y la jota de convertir ese territorio de viñedos en un escenario literario

La gran fiesta del vino en Cariñena.
La gran fiesta del vino en Cariñena.
Archivo HA.

Cariñena ha sido siempre ciudad literaria. Es ciudad porque Alfonso XIII le concedió ese título en 1909, y es literaria porque algunos notables escritores y académicos la han recordado en sus libros. El profesor Alberto Sabio tiene un libro fundamental para conocer la relación de Voltaire con Cariñena. Se trata de ‘Los vinos de Cariñena, la casa de Aranda y la Ilustración Económica Aragonesa’, que publicó La Val de Onsera allá por 1998. Cuenta Sabio que el conde de Aranda y Voltaire no se conocieron, pero mantuvieron correspondencia y se intercambiaron regalos: Voltaire le envió a Aranda relojes de lujo adornados con retratos de esmalte, con la finalidad de difundir su empresa por España, pues el francés estaba entusiasmado por entonces con la fabricación de ese tipo de relojes, y Aranda le mandó a cambio vino de Cariñena y porcelana de Alcora.

Voltaire, tras el intercambio de obsequios, le escribió al aragonés una carta en diciembre de 1771 en la que alababa la calidad del vino recibido y lo situaba entre «los primeros de Europa». Tanto le gustaba aquel vino que le confesó no saber a cuál dar preferencia «entre el garnacha, el malvasía o el moscatel», y añadía: «Juzgad qué efecto ha debido de hacer en estas gentes acostumbradas al vino de Suiza». Pero la frase más hermosa de aquella carta era ésta: «Si ese vino es de vuestras tierras, hay que reconocer que la tierra prometida está cerca».

Muchos más autores han escrito sobre Cariñena y sus vinos. Por su importancia capital en la literatura española, habría que citar desde luego a José Zorrilla, porque en su ‘Don Juan Tenorio’ (ese que aún leemos en casa de la escritora Ana Alcolea cada primero de noviembre) aparece también el vino de Cariñena. Es en su parte segunda, en la primera escena del acto segundo, cuando don Juan le sirve vino de Cariñena al capitán Centellas. Ha hecho más el Tenorio por el vino aragonés que todas las campañas publicitarias que hayan podido orquestarse.

Otra obra de teatro legendaria en la que aparece el vino de Cariñena es ‘La venganza de don Mendo’, el divertidísimo astracán de Pedro Muñoz Seca que fue llevada al cine por Fernando Fernán Gómez en 1961, en una maravillosa comedia protagonizada por él mismo y en la que también trabajaba el aragonés Antonio Garisa, y que continúa siendo una de las obras de teatro más representadas en España. En un momento de la obra, don Mendo le dice a Magdalena: «¡Serena / escúchame, Magdalena, / porque no fui yo... no fui! / Fue el maldito cariñena / que se apoderó de mí».

Otra obra de teatro legendaria en la que aparece el vino de Cariñena es ‘La venganza de don Mendo’, el divertidísimo astracán de Pedro Muñoz Seca que fue llevada al cine por Fernando Fernán Gómez en 1961, en una maravillosa comedia protagonizada por él mismo

La última gran aportación literaria a Cariñena ha sido la novela autobiográfica que Antón Castro le ha dedicado a la ciudad y que sólo lleva su nombre en el título: ‘Cariñena’. En ella Castro recuerda su experiencia como vendimiador en 1978 cuando llegó a Zaragoza procedente de su Galicia natal huyendo del servicio militar. Castro, que convivía en Zaragoza con un grupo de objetores de conciencia, con el fin de hacer frente a sus gastos y aportar algo de dinero a aquella comuna pacifista, viajó hasta Cariñena para trabajar en la recogida de la uva (fue éste el primer empleo que tuvo en su vida) y en la novela relata sus vivencias de aquellos días. El comienzo de ‘Cariñena’ es ya un magnífico banderín de enganche a la lectura de la novela: «Llegué a Cariñena por azar, por puro desconcierto y por necesidad. Tenía 19 años y acababa de irme de casa».¿Quién no seguiría leyendo para saber por qué el joven protagonista se ha ido de casa, por qué tiene necesidad, por qué está desconcertado y qué va a hacer en un lugar como Cariñena? A partir de esas dos líneas uno ya no puede abandonar el libro. Y más todavía cuando el autor describe al protagonista como un antihéroe, como uno de esos personajes con los que todos nos identificamos porque sienten, dudan y padecen como nosotros.

Cariñena tiene además su propio estilo de jota, el estilo Cariñena, una variante de las zaragozanas puras que ya figuraba con el número 8 en el primer gran cancionero de la jota: el ‘Repertorio de Jotas Aragonesas de Lapuente y Sola, transcriptas (sic) para piano por José María Alvira’, que se publicó en 1895. La letra con la que hoy suele interpretarse es la misma que se recogió ya en aquel cancionero de Alvira: «A donde quiera que vayas / allí te acompañará / el cariño de este hombre / que jamás te olvidará». Cantando este estilo, el cantador de la ciudad de Cariñena obtuvo con su rondalla, dirigida por Juan Francés, el segundo premio en el Primer Certamen Oficial que se celebró en 1886. 

Como el concurso era entonces de rondallas, no se conoce el nombre del cantador de Cariñena, pero sí la letra que utilizó aquel día para cantar el estilo: «El que no sienta la jota / que se canta en Aragón / o es sordo de nacimiento / o no tiene corazón». Y otro día habrá que hablar del ministro –y reputado hacendista- José Larraz, natural de Cariñena, que le presentó la dimisión a Franco en 1941 por desacuerdos con su política económica y por su animadversión hacia Serrano Súñer y la Falange. Como diría un castizo, «había que tenerlos bien puestos».

Alba Martínez y Diego Garisa en el rodaje de 'Cariñena. Vino del mar', inspirada en la novela citada por José Luis Melero.
Alba Martínez y Diego Garisa en el rodaje de 'Cariñena. Vino del mar', inspirada en la novela citada por José Luis Melero.
José Calvo.
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